Bernard BajolerSegún Alissa J. Rubin del New York Times, las palabras de despedida del embajador francés en Afganistán tenían de todo menos de diplomacia.

En una reunión de despedida, dice, entre champagne y pasabocas, Bernard Bajolet habló con franqueza, ausente la moderación medida del discurso diplomático.

“Todavía no puedo comprender cómo entre la comunidad internacional y el gobierno de Afganistán hemos logrado llegar a una situación en que se junta en el 2014 — las elecciones, el nuevo presidente, las transición económica, la transición militar, todo esto — mientras que las negociaciones de paz ni siquiera han comenzado”.

Dijo, según el Times, que colectivamente las naciones occidentales son responsables por gran parte de lo que no había funcionado en Afganistán, mientras que el resto de la culpa recaía sobre los afganos. Que el occidente había hecho un buen trabajo combatiendo el terrorismo, pero más en suelo paquistano en que en Afganistán. Y que a menos que se realizaran serios cambios en Afganistán, todo el esfuerzo se habría perdido.

“Debemos estar claros: un país que casi en su totalidad depende en la comunidad internacional para los salarios de sus soldados y policías, para la mayoría de sus inversiones y en parte para sus inversiones civiles en realidad no puede ser realmente independiente”.

La franqueza de la despedida del embajador Bernard Bajolet coincide con similares evaluaciones expresadas muy en privado de que el 2014 va a ser la “tormenta perfecta” con un levantamiento político y militar a medida que la OTAN concluye su misión en Afganistán.

Contradicen en tono y mensajes las aseveraciones optimistas de la administración Obama, dice el New York Times. 

Artículo en inglés

Foto: Secretariat de Defense