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Un tsunami de revelaciones sobre el programa de vigilancia interna ha generado una oleada de críticas contra el presidente Obama, volteando patas arriba las alianzas tradicionales, generando incisivas críticas por parte de sus aliados en la prensa liberal, mientras que sectores conservadores son los únicos que parecen ofrecer un salvavidas que les mantenga a flote una administración que parece irse a la deriva.

El programa de obtener metadatos, es decir las comunicaciones de decenas de millones de estadounidenses por parte de la Agencie de Seguridad Nacional (NSA), se inició bajo la administración Bush como parte del Plan Patriota y ha seguido, aumentando en amplitud y mediante avances tecnológicos según informes, bajo la administración Obama.

Glenn Greenwald informó inicialmente en The Guardian la existencia de dicho plan para investigar los clientes de Verizon, una de las compañías teléfonicas más grandes de EUA.

Luego salió a relucir que AT&T y Sprint Nextel, las otras gigantes de telecomunicaciones, también entregan los mismos datos al gobierno. O, como lo pusieron Siobhan Gorman, Evan Perez y Janet Hook en un artículo en Wall Street Journal cada vez que en EUA se hace una llamada telefónica, la NSA sabe de dónde y a dónde se llamó, en que momento se realizó y cuánto duró.

The Washington Posten una nota firmada por Barton Gellman y Laura Poitrasinformaba horas después sobre el proyecto “PRISM”, creado por la NSA en el 2007 y hasta ayer desconocido, que da al gobierno acceso una “puerta trasera” para grabar audio, video, fotos, correo electrónico, documentos y registros de conexiones de “casi todas las compañías de tecnología de EUA”. 

Básicamente, lo van sabiendo a medida que el público lo va diciendo. Escribiendo. O enviando.

La Casa Blanca, arrinconada y a la defensiva, dice que tal nivel de vigilancia es necesaria.

La apoyan sectores hasta el momento alineados con la oposición a Obama.

Mike Rogers, Presidente en el Congreso del Comité de Inteligencia el organismo que monitorea el programa secreto, dice que ha impedido ataques.

El director de la inteligencia nacional James Clapper, según Wall Street Journal, dice que los programas están bajo el control de un “robusto régimen legal” y sujetos a “estrictas restricciones sobre su manejo”, que cada 90 días se evalúan.

Por otro lado, el New York Times, publicación muy cercana a la administración, denunció la práctica en un fuerte editorial.

(Curiosamente, la primera versión del editorial dice que “la administración ha perdido toda credibilidad”, mientras que la segunda le bajó el tono levemente para decir “la administración ha perdido toda credibilidad sobre este asunto“, según indica Cord Jefferson en Gawker)

“Obama comprueba el postulado de que el ejecutivo usará cualquier poder que se le otorgue y probablemente lo abusará”, dice el Times pidiendo más control o incluso la revocación de la Ley Patriota.

The Huffington Post, otra publicación cercana a la administración, igual que el resto de la prensa liberal ha puesto el grito en el cielo. (Solo basta con ver la primera plana).

Para recalcar aún más la continuidad entre Obama y Bush, Ari Fleischer, conocido neoconservador y quien sirviera de vocero de la Casa Blanca de Bush, apoyó en una entrevista con Anderson Cooper de CNN a la administración Obama por seguir el plan que ellos habían iniciado.