Abril 28, 1967 Muhammad Alí se niega a ingresar al ejército

Tenía 14 años recién cumplidos el 28 de abril de 1967, un día que para siempre cambió mi visión del mundo. Fue el día en que Muhammad Ali prefirió renunciar a su título de campeón mundial de los pesos pesados a ingresar al ejército para combatir en la guerra contra Vietnam.

De esa guerra sabíamos algo — los crímenes comenzaban a hacerse públicos. Pero de Alí todo. Desde sus días de Cassius Clay, su amistad con Malcolm X. La admiración era generalizada.

Un gran pugilista. Hermoso.

Para Alí fue el comienzo de una larga jornada por los tribunales de EUA y el rechazo de un segmento del público blanco del país: Aquellos/as que ven en los grandes atletas una fuente de entretenimiento y por tanto deberían limitarse a no opinar. Solo a entrenar. Competitir.

Un año y unos meses más tarde un 16 de octubre de 1968, en las olimpiadas de la Ciudad de México, y frente un mundo que todavía no comprendía las dimensiones de la masacre de Tlatelolco solo dos semanas antes, dos atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos recibieron medallas de oro y bronce con el puño en alto, señal del Poder Negro. El tercero, el australiano Peter Norman, les apoyó, forjando una amistad con ellos hasta su muerte.

AFP/Getty Images

Protestaban la pobreza y “… las personas que fueron linchadas o asesinadas, y que nadie ha dicho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al mar en medio de la travesía” desde el lugar en que fueron esclavizados.

Muhammad Ali, Tommie Smith y John Carlos seguían los pasos de Jackie Robinson, el primer negro en jugar en las ligas mayores de béisbol. Robinson jamás aceptó ser ciudadano de segunda. Luchó contra ello en el ejército, durante la segunda guerra mundial cuando EUA se pregonaba baluarte de la democracia. E 15 de abril de 1947, Robinson portaba el número 42 de los Dodgers de Brooklyn en debut. Desde 2004, ese día las ligas mayores de EUA celebran “Jackie Robinson Day” donde observan 42 segundos de reflexión en silencio.

Algunos años después, diría Martin Luther King, Jr., ““Jackie Robinson me permitió alcanzar el éxito. Sin él jamás podría haber logrado lo que he logrado”.

En 2015, el relevo le corresponde a Gaele Kaepernick, conocido quarterback de los 49rs de San Francisco. Durante los mismos días en que volvía a verse un auge en los asesinatos de policías blancos a negros, y que la gente salía a las calles a protestar.

Dijo que mientras EUA fuera una nación racista, él no se iba a poner de pie cuando entonaban el himno nacional. Se arrodilló.

Colin Kaepernick

Le cayó el peso de la ira del racismo.

Fue uno puntos favoritos de Donald Trump en la campaña 2016. Lo denunció de toda forma posible. “No les gustaría ver al dueño de un equipo decirle al deportista que se arrodille cuando hizan la bandera ‘Sáquenme a ese hijueputa de aquí'”.

Ningún equipo se atrevió a contratarlo. Sin embargo, su carrera siguió, obteniendo contratos promocionales, inspirando a muchos jóvenes blancos y negros. Se convivitió en un gran atleta contra el racismo.

Luego vino Lebrón James, uno de los mejores basquetbolistas de la historia.

En 2018, llegó encapuchado a una conferencia de prensa, en solidaridad con Trayvon Martin, cuya capucha había sido causa de sospecha para el guardia.

Luego, Lebrón salió a la cancha con una camiseta que decía “I can’t breathe” (No puedo respirar). Estas fueron las últimas palabras de Eric Garner,  Javier AmblerManuel EllisElijah McClain, y George Floyd.

Igual que a otros deportistas, la prensa de derecha ha atacado ferozmente a Lebrón. La columnista de Fox News Laura Ingraham le dijo, “Cállate y sigue peloteando”.

Pero las protestas que se originaron en mayo 2020 con el asesinato de George Floyd, y que no han parado desde entonces, han cambiado el país. Se han implementado serias reformas — queda por decidirse si resolverán el problema.

La NFL (liga de football) permite ahora a sus jugadores arrodillarse cuando tocan el himno. Se han disculpado con Gaele Kaepernick. Pero el racismo y la violencia policial continúa.

La semana pasada, con la baleada por un policía a Jacob Blake, repugnante acto seguido por el asesinato por un ultra derechista de 17 años de dos manifestantes, el deporte profesional de EUA se lanzó a la huelga durante una noche. No solo basketball. Béisbol. Football. Fútbol. Tennis.

“Si eres de color, andas con miedo … si tienes un encuentro con la policía, cualquier movimiento equivocado, por mínimo que sea podría ser el último que hagas. El temor está siempre presente

Melvin Gordon, corredor de Denver.

Los deportes profesionales se han reanudado y los jugadores están negociando con los dueños de los equipos para que inviertan en las comunidades. Cómo es posible que construyen un estadio de US$1000 millones, pero no son capaces de ayudar con una escuela.

En la visión racista de EUA, el deportista negro es lo que fue para los romanos un gladiador. Un individuo con gran fuerza física y destacables aptitudes. Tiene un único objetivo en la vida: Entretener a quienes ostentan el poder. Mientras se limite a esto, lo toleran. Pero ¡ay de que se atrevan a pronunciarse por los derechos de sus comunidades!

Les caen a palos.

Pero los tiempos cambian y las luchas producen victorias. Hoy en día han ganado una victoria moral al ponerse del lado del pueblo contra al racismo. Y los resultados se sienten. Igual que Muhammad Alí, hace 53 años, su entereza y compromiso son ejemplos dignos de seguir.

Otra semana que pasó en EUA.

CFT, Director El Molino Online
Pennsylvania, EUA
8/30/2020