Jaurías de periodistasNEW YORK. Especial para El Molino. Dominique Strauss-Kahn, quien solo hace una semana era uno de los hombres más poderosos del planeta, hoy día es un apestado rechazado por vecinos, restringido en sus movimientos y bajo vigilancia las 24 horas.

El ex director del Fondo Monetario Internacional y favorito por las encuestas para la presidencia de Francia en el 2012 salió ayer de la cárcel en Rikers Island bajo una fianza de US$1 millón y un bono de US$5 millones que su esposa pagó. Tendrá que permanecer en la ciudad donde enfrenta siete cargos criminales de violencia sexual

La fianza le fue otorgada desde el jueves, pero el plan original de mantenerlo bajo arresto domiciliario se complicó cuando protestaron los vecinos del lujoso edificio Bristol Plaza en 210 East 65 Street donde su esposa había alquilado dos apartamentos para hospedarle.

Con un costo hasta por US$14,000 mensuales, piscina en el techo, espectaculares vistas, un gimnasio, servicio de mucama, el Bristol Plaza habría cumplido con los requisitos de lujo a que está acostumbrado el banquero. Pero los vecinos se quejaron, tanto por la invasión del área por parte de la prensa internacional como por las acusaciones que enfrenta el nuevo inquilino. Se rompió el trato.

Ahora, Strauss-Kahn se encuentra en 71 Broadway, en el bajo Manhattan que, aunque mucho mejor que las celdas donde ha estado desde el sábado cuando las autoridades lo retiraron de la sección de primera clase de un avión, es mucho más modesto de lo que esperaba.

Está observado por cámaras de video las 24 horas, llevará a todo momento un brazalete electrónico en el tobillo y tendrá guardas armados en la puerta del apartamento: todos los gastos, que podrían ser cientos de miles de dólares mensuales, saldrán de su bolsillo.

No está claro si permanecerá allí todo el tiempo.

(Abogados de la universidad de Columbia, donde estudia la hija de Strauss-Kahn, habían llamado la oficina del fiscal para decir que no querían que él se hospedara con ella, idea que se había considerado inicialmente).

Humillado mundialmente, con su reputación destruida en el curso de una semana, Strauss-Kahn se ha convertido en un paria tóxico, en la ciudad que lo ha visto todo.

Dominique Strauss-Kahn sigue manteniendo su inocencia. El 6 de junio regresa ante el juez para responder formalmente a 7 cargos relacionados con el incidente en el hotel Sofitel, donde una empleada le acusó de obligarla a realizar actos sexuales.

Enfrenta hasta 74 años de cárcel.

El comienzo del juicio puede demorar meses.