cantantes ciegos de MaliAmadou tuvo una epifanía a muy temprana edad cuando, por su ceguera, no pudo participar como los otros compañeros de clase en un campeonato de pesca. Unos músicos amateurs lo vieron jugueteando aburrido con una flauta y una armónica y lo sumaron a su grupo. La gente agradeció y les dejó unas monedas. En ese momento, Amadou reconoció su destino: “Una voz interior me dijo: «Amadou, tu enfermedad te impidió entrar al agua, pero tu música te traerá más peces»”. Parecen las palabras de un profeta, y se puede decir que su historia junto a su compañera Mariam tienen algo de destino bíblico y milagroso.

Amadou Bagayoko y Mariam Doumbia se conocieron en el Instituto de Jóvenes Ciegos de la capital de Malí. “Ser ciego era lo peor que te podía pasar en la sociedad maliense de aquella época. Era el equivalente a ser un mendigo”, recuerdan en su biografía. Mariam tenía una de esas voces capaces de enamorar a media población masculina y la capacidad de transformar sentimientos sencillos en canciones de pura belleza. Amadou encantaba como un hipnotizador de serpientes con el sonido de su guitarra en Los Ambassodours du Motel, la orquesta más caliente de Bamako. Contra la opinión de su familia, se casaron, tuvieron tres hijos, formaron un dúo y hoy sus discos son tan esperados como el de sus colaboradores Manu Chao y Damon Albarn.

“¿Qué hora es en el paraíso?”, se preguntaban como un rezo sufí Amadou & Mariam en “Senegal Fast Food”, uno de los hits de Dimanche a Bamako , el disco producido por Manu Chao que les permitió el despegue mundial en 2004. Pero las canciones de este dúo originario de Malí, radicado en Francia, venían deslumbrando en el país galo desde el corte de su disco anterior, “Je pense a toi”, un track melancólico, donde se cruzaban las voces de Mariam y Amadou con esas guitarras bluseras del desierto, violines de escala oriental, letras en francés y bambara (lengua malí) y una cadencia hipnótica de los instrumentos de la cultura griot. Sus cassettes anteriores, en lengua tradicional, habían despertado tal furor en su región que los obligó a mudarse a París, siguiendo el derrotero de otros exitosos compatriotas como Alí Farka Touré, Salif Keita y Toumani Diabate.

La irresistible historia de amor de la pareja, los puntos de contacto con otros artistas negros como Ray Charles, del que se declaran admiradores, y la capacidad para mezclar sus raíces musicales con el blues, el soul, el pop y los instrumentos clave de la cultura mandinga les dieron la categoría de nuevas estrellas de la música del oeste africano. Primero fue Manu Chao quien los colocó en el centro de la escena, y ahora produce el disco de Smod, la banda de uno de sus hijos, que mezcla el hip hop con el sonido de Malí. Después Damon Albarn los produjo en Welcome to Malí (2008) y los convidó a formar parte de ese seleccionado itinerante de estrellas del Africa Express, donde fueron la sensación en escenarios como el Glastonbury. Eso terminó por atraer a sus seguidores más cool y sofisticados como TV On the Radio, Santigold ,Yeah Yeah, Yeahs y Scissor Sisters, que colaboraron en el nuevo álbum Folila (2012) , que presentarán esta noche en Niceto Club.

El disco es una exquisita melange de ritmos del norte africano con riffs bailables, canciones pop en inglés, chanson rockera, bluegrass, funk, ney egipcio y la influencia que recibieron de la explosiva escena musical de Bamako en los sesenta, cuando las grandes orquestas como la Rail Band du Baffet de la Gare dirigida por un joven Salif Keita y Los Ambassadors du Motel mezclaban soul, rumbas cubanas, foxtrots franceses, ritmos de la cultura mandinga y canciones wolof de Senegal. Esa influencia es determinante en la personalidad sonora de Amadou & Mariam y en otros artistas de esta región recostada sobre el río Níger y conectada con la mítica Tombuctú, centro de intercambio de los bereberes y árabes con África occidental.

Entre Bamako y París, ciudades donde viven, cuando no están en la ruta, transitan esas historias de Amadou y Mariam que cuentan sobre la vida en Malí: pequeñas epopeyas de emigrantes, postales de una ciudad bulliciosa con peluquerías y camellos en la calle, y el pulso de una región envuelta en una atmósfera de incertidumbre y esperanza. Como cantan en “Afrique mon Afrique”: “Éste es el cambio vital/el cambio social, el cambio mental”.

LA NACIÓN

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Foto: Wikipedia

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