Foto transbordador Columbia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los encargados en la NASA del transbordador Columbia sabían que la nave estaba demasiado averiada para sobrevivir el regreso a la tierra y optaron por no decir nada a la tripulación, que murió el 1 de febrero del 2003 sin saber que les estaba pasando, informa David Ferguson en Raw Story.

Wayne Hale, que en aquel fatídico momento trabajaba como ingeniero de vuelo de la misión, escribió en su blog el jueves sobre una reunión en el Johnson Space Center donde se discutieron los peligros que enfrentaban los austronautas. 

(En el video del despegue de Columbia se nota claramente un trozo de espuma que se separa del motor y se estrella contra un ala del vehículo, causando una brecha en la protección de la nave para el calor que genera la fricción del reingreso en la atmósfera).

Cuando se supo que el vehículo no sobreviviría regreso, el Director de Vuelo Jon Harpold dijo a Hale y otros presentes, “Ustedes bien saben que no podemos hacer nada sobre el daño al TPS (Sistema de Protección Térmica). Si se ha averiado lo mejor es no saberlo. Creo que la tripulación preferiría no saberlo. ¿No creen ustedes que es mejor que tengan un vuelo feliz y exitoso y mueran inesperadamente durante el regreso a que permanezcan en órbita, sabiendo que no podían hacer nada, hasta que se les agote el aire?”

Eso fue exactamente lo que aconteció.

Artículo en inglés