Se llama Coronavirus, así le conocen millones de personas, y así se va a quedar hasta que la historia dé vuelta a esta terrible página.
El número 19, que relaciona con el año en que fue descubierto 2019, será para uso de la gente de ciencia. No las personas comunes y corrientes.
Lo seguiremos llamando CoronaVirus.
Algunos afirman que estamos comenzando a ver la “luz al final del túnel” y exigen que se abran los centros donde se congrega la gente, como algunas playas en la Florida. Se habla de un paulatino regreso a actividades laborales. Y dentro de la Casa Blanca — la misma Casa Blanca cuya negligencia e ineptitud nos ha impulsado a dónde nos encontramos — se impulsan protestas ciudadanas contra el aislamiento.
Pero otros consideran que la “luz” que se divisa al otro extremo del metafórico túnel es de hecho un tren (por seguir la analogía) todavía más grande. Y que a la situación todavía le falta empeorar mucho antes de mejorarse.
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En estados gobernados por demócratas, impulsados por el mismo presidente Trump, algunos empresarios han llevado a cabo marchas y manifestaciones bajo consignas como “Libertad para trabajar”.
Aquí vemos a la juez favorita de Fox News. Lo que dice y el tono con que lo dice muestran con cristalina claridad la estrategia que están impulsando. Racismo anti chino. Ira que bien podría desembocar en violencia.
This seems more unhinged than normal pic.twitter.com/PmoLhMEaB7
— Acyn Torabi (@Acyn) April 19, 2020
Adherentes de esta filosofía han expresado de que la reactivación económica merece unos cuantos muertos, si los fuera necesarios.
LIBERATE VIRGINIA, and save your great 2nd Amendment. It is under siege!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 17, 2020
La economía. La economía. Todo y cualquier cosa por la economía.
Sin embargo, las imágenes de las personas que han salido a marchar, no parecen gente de grandes ingresos ni mucha educación — como siempre las masas manipuladas.
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Otros hablan también de cuando todo regrese a la normalidad.
¿Qué normalidad será esa?
¿Vencerán sus temores las personas que han pasado por el trauma de enfermarse?
¿Superarán las muertes innecesarias y crueles de sus seres queridos? ¿La incapacidad de enterrarlos según sus creencias?
¿Sabrán perdonar a quienes malmanejaron esta situación causando el enorme dolor humano y total descalabro que azota al planeta?
¿Querrán perdonarlos?
Y la gente que lo perdió todo — salud física y mental, empleo, vivienda — ¿qué constituirá para ellos y ellas la normalidad?
Y los trabajadores de la salud, que han sido atacados, vilpendiados, minimizados, pordebajeados, discriminados y enviados a las trincheras sin lo necesario para cumplir su labor, ¿aceptarán ellos esta falta de agradecimiento? ¿Cómo sociedad les pagaremos lo que les debemos?
¿Será esta la normalidad?
¿Seremos los mismos?
Son estas preocupaciones — agravadas sin duda alguna por mis temores como esposo, padre, abuelo, hermano, amigo con gente en diversas partes del mundo — las que me quitan el sueño. Me despiertan y despiertan en mí las angustias más profundas de mi ser.
Cómo quisiera que llegara el día de la “normalidad” para pasar unos días juntos. Todos. Tranquilos en una playa. Mecidos por el arrullo del murmullo del océano. Comiendo. Bebiendo. Riendo. Jodiendo la vida con los niños.
No es demasiado pedir.
Pero no lo veo sucediendo por un buen rato.
Por esta razón, mientras espero que nuevamente brillen el sol y la alegría, nos llegue una agradable brisa cargada de risas, sonrisas y carcajadas, he decidido crear un código de conducta propio, el cual observaré esforzándome por ser mejor ser humano del que he sido en mis 67 años. Este sería.
- No dejarme vencer por la impaciencia.
- Manejar mis angustias.
- No transmitir mis temores a otros.
- Ser prudente sobre todas las cosas.
- No dejar que un optimismo excesivo impida ver lo negativo.
- No dejar que un pesimismo excesivo impida ver lo positivo.
- Estar siempre dispuesto a ayudar.
- No compartir información sin primero conocer la fuente y, luego, corroborar con otros medios.
- Mostrar siempre que pueda mi amor y paciencia infinitos por la familia — los más cercanos a mí, y la gran familia humana de la que todos formamos parte.
CFT,
Pennsylvania EUA
4/18/2020
