mediumEs similar a cavar un hoyo para tapar otro.

Pero no se trata de política, se trata de las tristes decisiones de Bill Gibby, conocido como “La valla humana”.

Primero el joven de 26 años de Anchorage, Alaska, vendió espacio publicitario en su rostro, recibiendo en algunos casos miles de dólares por tatuarse los nombres de varios sitios web de porno, dice Neetzan Zimmerman de Gawker.

Gibby asegura que sufre del trastorno bipolar y ello explica la manera impulsiva con que aceptó llevar para su eternidad en la cara sitios porno.

En todo caso, está arrepentido de tanta pornografía en su cara y ahora vende sus espaldas para recaudar el costo de retirar los tatuajes — unos US$4,000.

Un problema que enfrenta es que la ley de oferta y demanda no le favorece: si en un momento cobró hasta US$10,000 por el espacio publicitario, ahora es menos de US$100 por tatuaje.

Dice que no aceptará tatuajes de compañías racistas ni tatuajes políticos.

Igualmente asegura que no se tatuará ni las nalgas ni el pene, a menos que le den el precio correcto que es alrededor de US$1 millón.

Artículo en inglés

Foto Facebook via Gawker

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