Finalmente sucedió lo que el excéntrico Roger Stone había dicho que posiblemente iba a suceder: fue detenido el 25 de enero por agentes del FBI bajo órdenes del fiscal independiente Robert Mueller por su presunta participación en los crímenes relacionados con la injerencia de Rusia en la campaña de Donald Trump en 2016, específicamente con el robo de correos electrónicos de la campaña de los demócratas.
Un gran jurado federal formuló el día anterior 7 cargos criminales y fue detenido por un comando armado en la Florida a las 6 am.
El fiscal independiente Robert Mueller sostiene que el asesor durante años de Donald Trump intentó obtener de WikiLeaks correos electrónicos hackeados que podrían perjudicar a los adversarios del millonario en la elección del 2016.
Stone, según la acusación del fiscal Mueller, respondía a órdenes de un “alto funcionario de la campaña Trump”, aunque la acusación no especifica quiénes en la campaña estaban enterados de las andanzas de Stone, pero deja claro que eran varias personas. Esta es la primera vez que los fiscales alegan que conocen de otros individuos cercanos al presidente que trabajaron con Stone mientras se acercaba al fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
“Después de que el 22 de julio de 2016, la Organización 1 divulgara correos electrónicos robado al DNC [Comité Nacional Democrático, por sus siglas en inglés], un funcionario de alto nivel de la campaña Trump se comunicó con Stone para enterarse de cualquier otra información adicional perjudicial en posesión de la Organización 1 con respecto a la Campaña de Clinton”, dicen los documentos de la acusación. “Posteriormente, Stone informó a la Campaña de Trump sobre posibles divugaciones futuras de material lesivos por parte de la Organización 1”. En octubre de 2016, Stone presuntamente escribió a un contacto en la campaña de Trump y señaló: “Hablé con mi amigo en Londres anoche. La carga sigue llegando”. Más tarde ese día, supuestamente Stone le dijo al contacto que “saldría más material y que sería perjudicial para la Campaña de Clinton “.
Conocido en círculos políticos neoyorkinos republicanos, Roger Stone ha trabajado durante años en campañas políticas, entre ellas las de Richard Nixon, Ronald Reagan, Bob Dole y otros. Tiene un tatuaje del rostro de Richard Nixon en la espalda. Tuvo un cargo importante en los primeros días de la campaña de Trump, y luego siguió colaborando informalmente.
En repetidas ocasiones había dicho que era “una posibilidad” que formularan cargos contra él en la investigación de Mueller. La investigación se inició en mayo 2017 y ha perseguido a la administración Trump desde entonces. Inicialmente los republicanos la descartaron como “un hamburgués de nada”, pero poco a poco el fiscal ha reunido declaraciones de culpabilidad de varios asesores del actual presidente, entre ellos el ex presidente de la campaña, Paul Manafort y el ex abogado personal de Trump Michael Cohen. Manafort lleva preso meses y Cohen comenzará a purgar su sentencia de tres años en marzo. También se declaró culpable, aunque no ha sido sentenciado, el ex general Michael Flynn.
Stone hizo alarde de sus contactos con los rusos, bajo el pseduónimo “Guccifer 2.0”. Pero dijo que sus relaciones eran “benignas”. También admitió estar en contacto con Julian Assange de WikiLeaks durante la campaña de Trump.
Stone le dijo a The Washington Post que se reunió con un ciudadano ruso que quería vender a Trump información por US$2 millones información perjudicial a Hillary Clintom. Randy Credico, asociado de Stone había testificado días antes ante el gran jurado.
