Otro reportaje por parte de una prestigiosa publicación que debe tener a la Casa Blanca furiosa. Se trata de una extensa nota en Vanity Fair en la que Gabriel Sherman pinta el poco elogiador cuadro de un presidente furioso, frustrado, “inestable”, que parecería estarse “deshilvanando”, después de una serie de derrotas legislativas y la derrota de su candidato en las elecciones primarias de Alabama.
Cuando el actual senador Luther Strange perdió la primaria de su partido, Trump sintió el revés en carne propia. “Alabama fue un terrible golpe psicológico”, dijo a la revista una fuente idenficada como “una persona cercana a Trump”. “Vio romperse el culto de la personalidad”.
Las otras fuentes dijeron que Trump comunicó a su asesor de años Keith Schiller que, “Odio a todos en la Casa Blanca. Con pocas excepciones. Pero los odio a todos”. Schiller fue jefe de seguridad del presidente durante muchos años, pero se marchó de la Casa Blanca el mes pasado.
La frustración del presidente se debe en gran parte a los protocolos impuestos por John Kelly, el nuevo jefe de gabinete, que a fin de controlar el desorden limitan el acceso a Trump, lo cual ha frustrado al presidente. Agrega Vanity Fair que Kelly detesta su trabajo pero se ha mantenido en su cargo por un sentido del deber, para impedir que Trump tome “decisiones desastrosas”.
El artículo también cita a Steve Bannon, el ultraderechista asesor que fue obligado a dimitir hace unos meses, en el sentido que considera que Trump tiene solo 30% de probabilidades de terminar su mandato en 2020.
La Casa Blanca comentó que nada en el artículo es verdad.