Homicidio en tercer grado causado por la negligencia al administrar regularmente el anestésico de cirugía propofol a Michael Jackson, luego ignorar los signos vitales del cantante y no buscar ayuda de emergencia inmediatamente al ver que se estaba muriendo — de ello acusan los fiscales de Los Angeles a Conrad Murray, médico de cabecera de Michael Jackson.
Pero los abogados del doctor Murray dicen que Jackson es responsable por su propia muerte en junio del 2009 al administrarse él mismo la dosis fatal de propofol cuando el médico había ido al baño en la mansión.
Igualmente, dicen los abogados que Jackson también recibía inyecciones regulares de un analgésico de otro médico, sin el conocimiento del doctor Murray.
Los fiscales están intentando probar que el doctor Murray demoró la llamada de emergencia al 911, luego intentó esconder el propofol y otras drogas e, incluso después de muerto Jackson, trató de recuperar materiales que podrían incriminarle en la muerte.
En los tres días de testimonio, se han visto fotos del fallecido cantante en una camilla de hospital, y otros detalles como la reacción de Prince y París, los hijos mayores de Jackson, al ver que se padre moría casi frente a ellos.
Conrad Murray había negociado un contrato por US$150,000 mensuales para ser el médico de Jackson, de 50 años, que se preparaba para otra gira mundial.
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