Exodo de RamadiRamadi es la capital de Anbar, una de las principales provincias de Irak, y su caída amenaza con llevar consigo el apoyo de la población sunitas a los esfuerzos del gobierno de esa nación por detener los avances de los extremistas de ISIS o el estado islámico.

Eso dice Hugh Naylor desde Bagdad en el Washington Post, señalando además que este duro revés militar cuestiona la estrategia militar que el gobierno de Irak, con el apoyo logístico de EUA y de Irán, venía implementando.

El plan, dice el diario capitalino, requería entrenar y armar combatientes sunitas para expulsar los islamistas radicales de la provincia mayoritariamente sunita. Una vez recuperada la provincia de Anbar, el plan era cerrar el conflicto con una “batalla climáctica con los extremistas en Mosul, la segunda ciudad de Irak”.

Pero todo esto se ve atorado por un serio y fundamental problema: El ejército de Irak no ha logrado entrenar la fuerza militar necesaria, de hecho se viven una situación en que gran parte de los sunitas simpatizan con los extremistas de ISIS.

Elemento desestabilizador en cualquier esfuerzo, dice la nota en el Washington Post, es el nivel de corrupción evidenciado, entre otros factores, por el hecho que los policías que en Ramadi han combatido por meses no han recibido sus salarios.

Calcula un analista político que, “ha habido hasta 23,000 ‘soldados fantasmas’ en la nómina del gobierno de la provincia – personas que aparecen cobrando salarios pero que no estaban prestando un servicio militar. El número real de soldados que lucharon para defender Ramadi, capital de la provincia de Anbar, estaba más cerca de 2000”.

Miles de personas han dejados sus hogares. Y se habla de ejecuciones masivas.

Artículo en inglés

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