Con enorme dolor, profunda admiración y total respeto recordamos a dos periodistas muertos ayer en Homs, Siria, asesinados según informes por francotiradores del gobierno de Bashar al-Assad.
Marie Colvin, estadounidense, veterana corresponsal de guerra, conocida por el parche con que cubría el ojo que perdió en Sri Lanka hace más de una década.
Rémi Ochlik, periodista gráfico francés.
Según informes, por lo menos dos corresponsales más han sido heridos en este último atentado.
Colvin, quien trabajaba para el Sunday Times de Londres, había escrito lo siguiente en uno de sus últimos despachos. “Hay tiradores por todo Baba Amr en los edificios altos. Lo más repugnante es la total falta de compasión […] están golpeando los edificios civiles sin piedad alguna. La escala es sencillamente chocante de ver”.
Pocas horas antes de morir, Colvin había llamado a CNN donde había comentado sobre la muerte de un niño que había presenciado. Dijo la madre de la reportera que su hija había manifestado estar lista para dejar Siria, pero quería terminar su reportaje.
Remi Oclik, de solo 28 años, había visto más de lo que muchos ven en vidas mucho más largas, compartiendo sus imágenes a través del mundo. El mes pasado fue ganador del premio de Fotografía World Press por la Batalla de Libia. Se le consideraba uno de los mejores ejemplos de la nueva generación de periodistas gráficos.
Había nacido en la región de Lorraine, al este Francia, y desde chico su sueño había sido ser fotógrafo de guerra.
