Publica Miriam Jordan en el New York Times. NUEVA YORK – Safir Wazed, nacido en Bangladés pero criado en California, ya no podía poner atención en sus estudios. Evelin Salgado, originaria de México pero quien ha pasado casi toda su vida en Tennessee, puso fin a sus intentos de comprar una casa al cuestionarse qué será de su trabajo como maestra.
Y Basilisa Alonso hizo lo mismo que otros miles de dreamers el martes: se manifestó en las calles para hacer escuchar su voz.
“Estoy dispuesta a tomar el riesgo, por mi familia y por todas las otras personas de DACA allá afuera”, dijo Alonso, en referencia a los beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por su sigla en inglés), el programa a favor del cual marchó. Minutos después de sus declaraciones, un policía neoyorquino amarró las manos de Alonso detrás de su espalda con esposas de plástico. Estuvo entre una decena de personas arrestadas por bloquear una intersección de Manhattan cerca de la Trump Tower.
Alrededor de 800.000 jóvenes indocumentados como Wazed, Salgado y Alonso habían pasado por semanas de tensión antes de que se anunciara el fin de DACA, que les ha permitido vivir de manera legal en Estados Unidos y trabajar o estudiar ahí en los últimos cinco años.
El martes, el fiscal general Jeff Sessions confirmó lo que se había especulado: el gobierno de Trump revocó la medida y dijo que la desmantelará a lo largo de seis meses, periodo durante el cual el congreso debería encontrar un remplazo legislativo. El anuncio que cumplió una promesa de campaña de Trump dejó en completa incertidumbre a todos los que se habían visto beneficiados por el programa.
“He sido bendecida con todas las oportunidades que el DACA trajo a mi vida”, dijo Salgado, de 23 años, quien es maestra y fue la primera persona de toda su familia en graduarse de la universidad.
Wazed, de 27 años, tiene un trabajo y compró un coche y un departamento después de haber recibido el estatus DACA. Actualmente es estudiante de posgrado en la Universidad del Sur de California. “¿Acaso debo planear para empezar mi vida desde cero en los próximos seis meses?”, cuestionó.
“Esto no se ha terminado”, dijo, “y no nos van a sacar de nuestro propio país en seis meses”.
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