Niños en ColombiaMi padre decía, “cuando las cosas se hacen mal, quedan mal hechas”.

¿Perogrullada?

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaYo comencé mis funciones como director del ICBF en agosto de 1998. Entender la magnitud de la problemática que debe atender el Instituto toma por lo menos seis meses, ese fue mi caso. Durante esos seis meses no solo comprendí la complejidad y la importancia del Instituto, sino que muy rápidamente tuve una inmersión completa en la problemática que enfrentaban los niños en Colombia.

Doctor Urrutia, mote que nunca me pude quitar, me decían los miembros del equipo de dirección del Instituto. Yo llegaba a mi oficina muy temprano porque después de las nueve de la mañana la reunionitis que afecta a las grandes organizaciones no dejaba tiempo para hacer el trabajo.

Doctor Urrutia, ayer violaron a una niña de cuatro años en un hogar comunitario, parece que fue el esposo de la madre comunitaria. Doctor Urrutia se intoxicaron los niños de un hogar comunitario porque la madre comunitaria les dio una comida descompuesta.   Doctor Urrutia una madre comunitaria le pegó y le partió un brazo a una niña.

Doctor Urrutia la presidenta del sindicato de madres comunitarias quiere una cita con Usted. ¿Cómo así, tienen sindicato?

En sus brillantes comienzos el programa de hogares comunitarios de bienestar, desarrollado en los años ochenta durante la gestión del Dr. Jaime Benítez Tobón, un gran director del ICBF. Era un programa comunitario, es decir un programa de la comunidad, para la comunidad y gestionado por la comunidad.

Las madres comunitarias eran contratadas por la comunidad y el ICBF se encargaba del entrenamiento, de la supervisión y le daba a la madre comunitaria un apoyo económico, especie de subsidio y los recursos para atender a la alimentación de los niños, incluida la famosa bienestarina.

Me reuní entonces con la presidenta de sindicato que me informó que estaba pendiente que se les resolviera el tema de la seguridad social. Entendí que el programa estaba herido de muerte.

Luego vinieron dos huelgas de madres comunitarias. Para resolver la primera logramos establecer un régimen mixto de seguridad social, el ICBF aportaba y las madres comunitarias aportaban.

Emprendimos un proyecto de cualificación de las madres comunitarias mediante la creación de los que se llamaba hogares múltiples, una brillante arquitecta que me acompañaba, María José Rocha QEPD, diseñó con su equipo tres hogares múltiples modulares, uno para clima cálido, uno para climas templados y el de tierra fría.

Nos montamos en la estrategia de Peñalosa I, que en realidad era un concepto desarrollado por otra gran mujer, Gilma Jiménez también prematuramente fallecida y participamos con las Cajas de Compensación Familiar en el montaje de los Jardines Sociales, que son la versión “chic” de un hogar múliple.

Luego vino la era “nutricional” del Instituto, se suspendió la construcción de hogares múltiples y la cualificación de las madres comunitarias.

Los hogares comunitarios siguieron siendo, y siguen siendo, “los establos en donde guardan a los niños de Colombia”.

Apoyadas por políticos corruptos y enmermelados, a cambio de su valioso voto las algo más de 55,000 madres comunitarias fueron adquiriendo poder y presencia. Y la cualificación y la educación superior y la calidad de atención pasaron a segundo plano.

En su afán reeleccionista el Presidente de la Paz se comprometió a regularizar su situación laboral, no cumplió, le hicieron un paro a la Doctora Plazas y le tocó cumplir:

Las 55.405 madres comunitarias y madres FAMI están formalizadas laboralmente desde 2014, cuentan con: un salario mínimo, salud, pensión, vacaciones, primas y cesantías; con un subsidio del fondo de seguridad pensional, beneficios del subsidio aporte a la pensión y posibilidad de vinculación a los BEPS. 1.163 madres están en proceso de profesionalización por acuerdos del ICBF con universidades.( http://www.deceroasiempre.gov.co/Prensa/2017/Paginas/Comunicamos-a-la-opinion-publica-aclaraciones-sobre-la-objecion-al-proyecto-de-ley-127-de-2015.aspx)

Pero no contentas con ese zarpazo al presupuesto de la Nación, las madres comunitarias se fueron par más.

En medio del afán del Gobierno de la Paz, lograron que el congreso de la Unidad Nacional les aprobara una Ley que hace totalmente inviable el programa, pero no por las razones que lo hacen intrínsecamente viable. El voraz apetito de Olinda García, la Presidenta del Sindicato, si la misma que me tocó a mí hace 19 años y sus compinches de la CUT ha podido más que el deseo de muchos colombianos de mejorar un programa que en su momento fue fundamental.

EL programa de hogares comunitarios y FAMI tradicionales no resiste una evaluación seria, lamentablemente un prestigiosa Universidad intentó una de estas y contrariamente a que los datos recogidos en la investigación mostraban inmensas falencias, produjeron un informe “baboso” que decía que las cosas estaban “más o menos”. Otra evaluación mucha más seria de una estudiante de la misma universidad mostró las falencias del programa.

El programa de Hogares Comunitarios de Bienestar se debe cerrar.

Ese era un programa de transición entre el país pobre y muy inequitativo de los años ochenta y un país que ha progresado en su lucha contra la pobreza y la inequidad. Todos los niños de cero a cinco años tienen el sagrado derecho a una crianza que les dé oportunidades.

La política De Cero a Siempre, es una maravillosa propuesta.

Los hogares comunitarios ya no.

Deben ser reemplazados por Centros de Desarrollo Infantil, atendidos por profesionales, que pueden ser madres comunitarias que han aprovechado las oportunidades que se les han dado para cualificarse y profesionalizarse.

Las grandes ciudades deben construir y desarrollar Jardines Sociales. Y, las madres que no trabajan deben cuidar a sus hijos, asistir con ellos a los CDIs y ayudar en su gestión, en lugar de parquearlos en el establo más cercano e irse a chismear con las vecinas.

Viene otra huelga de madres comunitarias y por mucho que se desgarre las vestiduras, el Gobierno del Presidente de la Paz tiene mucha culpa, porque en su afán reeleccionista, se le volvieron a olvidar los niños y en vez de pensar el ellos le afanaron más los votos que le ofrecía el “vocero” de las madres comunitarias, el flamante senador Ángel Cabrera, que inició su carrera política como Director Regional del ICBF en Bogotá, y pelechó.

A ver si ahora si se desarrolla una estrategia para que la preocupación del Estado sea el verdadero bienestar de los niños y no el de unas voraces “agentes comunitarias” a quienes se les olvidó su esencia.

Ñapa: El 17de enero escribía sobre el tema de los niños de las FARC. Lo resolvieron como todo en este proceso de paz a espaldas del interés superior de los niños. Las FARC van a entregar a un puñado de niños. Los demás, dicen, fueron devueltos a sus familias. Eso era precisamente lo que había que evitar, así sucedió en Centroamérica y de ahí vienen, en buena medida, las tristemente famosas “maras”. Devolver a los niños reclutados, explotados y abusados a sus familias sin que medie un proceso serio de valoración y atención sicoafectiva es una monstruosidad que el Gobierno y sus negociadores no han debido permitir. Comienza mal la implementación de los acuerdos y la construcción de una verdadera paz.

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