El temor de que las repercusiones del desastre nuclear de la central de Fukushima en el Japón creen obstáculos imprevistos para lo que se viene presentando como un “renacimiento nuclear” en EUA — con generosos préstamos del gobierno para la construcción de nuevas centrales — ha obligado a los cabilderos del Nuclear Energy Institute (NEI) a trabajar horas extras, dice Eve Conant en Daily Beast.

Desenfrenados, buscan asegurar que los US$36 mil millones en préstamos garantizados por la Casa Blanca se desembolsen según fue planeado. Dice que desde que tuvo lugar el desastre en Japón, al menos 50 congresistas y más de 300 ayudantes han tenido reuniones con representantes del NEI, quienes aseguran que su labor hasta el momento ha sido fructífera.

“Nos mantenemos con nuestro pronóstico de cuatro a seis nuevas centrales para el 2020”.

La energía nuclear en años recientes se ha vendido al público de EUA como una alternativa a la dependencia energética en naciones extranjeras.

Explica Daily Beast que las compañías de energía nuclear y los sindicatos han gastado más de US$600 millones en actividades de cabildeo y más de US$63 millones en contribuciones a políticos. En contraste, la oposición a la energía nuclear no tiene nada similar en términos de recursos, dice.

El mismo Barack Obama, agrega, tiene estrechos vínculos con la industria nuclear que se remontan a sus días en el Senado de Illinois, estado que con 11 centrales tiene el mayor número en EUA. Obama y otros políticos cercanos a él han trabajado en calidad de asesores para la industria nuclear.

La industria no recibe dinero de Wall Street, apunta, por el elevado riesgo que presentan. Por lo cual queda en manos de los contribuyentes financiar la construcción de ellas y, en época de drásticos recortes presupuestarios, en el momento que comiencen a pensar en los peligros de la energía nuclear, serios problemas podrían presentarse en la industria.

Artículo en inglés

Foto cortesía de blatantworld via flickr