El uno se ha visto obligado a vender dos de sus motocicletas que no usaba, pobrecito.
El otro ha tenido que ir a Brooklyn para comprar salmón más barato, conmovedor.
Un tercero se lamenta de que no podrá tener cuatro habitaciones en su duplex, ¡qué horror!
Todos hablan de un “malestar” causado por un año trágico en que n Wall Street se vio una reducción sustancial de bonos.
Describe Max Abelson en Bloomberg el verdadero sufrimiento del 1%.
Andre Schiff, de 46 años, dice que sin el bono le quedará difícil pagar “por la escuela privada, su residencia de verano alquilada en Kent, Connecticut, y las mejoras que querían implementar en su casa de 1,200 pies cuadrados en un duplex de Brooklyn”.
“El New York que quería no está a mi alcance”, lloriquea.
Los gastos de Richard Scheiner, de 58 años, (quien a diferencia de la mayoría de la gente de Wall Street sí ahorra), incluyen US$7,500 anuales por el club de golf y US$17,000 anuales por dos perros, que incluye alimentación, albergue salud y las caminadas diarias.
Agrega Bloomberg que en EUA el ingreso promedio fue de US$49,445, en el 2011, año en que aumentó la pobreza, según indicó el censo.
Esta cifra es menos del 1 por ciento de los US$7 millones en valores restringidos que recibió el CEO de Goldman Sachs Lloyd Blankfein,dice.
Otros de los entrevistados dicen sentir el estrés: la única manera de no pensar en dinero es tener muchísisisimo.
“La gente que no tiene dinero no comprende” la situación de estos pobres ricos. Tiene razón: no entendemos.
