La nota en Gothamist que acompaña esta interesante foto dice que el caballero ocupó dos puestos en el tren a Brooklyn.

Este tío estaba realmente disfrutando media rueda de lo que debe haber sido un que brie añejo con galletas. Clavaba los dedos directamente en el queso, sacaba un trozo, lo aplastaba sobre una galleta y se le tragaba. El brie despedía un olor demasiado fuerte y la mayoría de los pasajeros estaban horrorizados. También se lamía los dedos después de cada bocado (tal vez la cosa que mas asco me produce). Se bajó en Atlantic/Barclay, subió a bordo del tren R y salió en Union St., obviamente lo mejor de Park Slope, en Brooklyn. Me producía escalofríos ver sus dedos llenos de saliva sumergirse en varias ocasiones en ese queso añejo.

Lo más terrible es que no lo haya acompañado una jarra de Bordeaux.

Fotos via Gothamist

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