Trump sin peloOtro día que pasó en EUA, otro día repleto de titulares sobre el tsunami de problemas legales y políticos que enfrenta Donald Trump, atacado por todos los flancos.

En la actualidad”, dice la nota en Vanity Fair, “[Trump] enfrenta investigaciones sobre sus vínculos con Rusia, su posible participación en violaciones de la ley sobre finanzas en campañas electorales, y su nebuloso imperio comercial, además de las posibilidades de haber intentado obstruir las investigaciones. […]”

Destaca los cheques que Trump presuntamente dio a [su ex abogado Michael] Cohen para reembolsarle por los pagos por el silencio de Stormy Daniels, la estrella de porno con quien tuvo un romance. “Esos US$35,000 son una indicación de la calidad de la evidencia y muestran el papel protagonista que ha jugado Trump y deja pocas dudas de que una vez que salga de la presidencia, enfrentará cargos criminales por las mismas ofensas por las que Cohen purgará su condena, dijo al New York Times Robert Bauer, profesor de New York University y antigo abogado en la Casa Blanca para Barack Obama”.

Explica que en teoría, siempre que ocupe la presidencia, Trump no corre peligro gracias a una política de muchos años del Departamente de Justicia según la cual imputar a un presidente en funciones, “‘violaría la constitución al socavar la capacidad de la rama ejecutiva de desempeñar las funciones que le ha asignado la constitución'”. Como tal, Trump lograría protegerse de cualquier cargo que pueda resultar de las investigaciones — siempre y cuando viva en 1600 Pennsylvania Avenue”.

Protegerse de la ley no es la única motivación para Trump, señala. Al presidente le encantan sus mítines políticos; también ha sido el centro de atención durante los dos años pasados, y aparentemente está usando su cargo para enriquecerse más y enriquecer a sus amigos.

Pero, “Trump se queja de que las investigaciones han sitiado su presidencia desde el primer día. Pero si detesta el ‘hostigamiento presidential’, realmente va a odiar el ‘hostigamiento’ como ciudadano privado”.

Vanity Fair (en inglés)