Mueller un añoDonald Trump, su vicepresidente Mike Pence, su más reciente abogado, varios miembros del congreso y el coro de expertos, comentaristas, propagandistas, autodenominados periodistas de los portales de la ultraderecha, y un importante segmento del público, consideran que la investigación que dirige el fiscal especial Robert Mueller sobre injerencia rusa en la campaña Trump 2016 lleva demasiado tiempo, es una “cacería de brujas”, forma parte del “estado profundo”, que busca robar al público de EUA de la voluntad que manifestó en las urnas en noviembre 2016.

Si bien ello ha aumentado la polarización del país — amistades se pierden, familias casi ni se reúnen — y no obstante los llamados del bando de Trump a que se despida al fiscal, o se suspenda la investigación, el proceso avanza.

Se sigue ramificando.

Y sigue produciendo titulares negativos para la presidencia, desplazando otras noticias.

Cada semana sin falla.

En algunos días, revientan dos y tres bombas, que en otras épocas bastarían para sacudir a cualquier administración. Pero que en la actualidad son el pan cotidiano de la política de EUA.

Ayer 16 de mayo, el Senado hizo públicas casi 2000 páginas de las transcripciones de su investigación relativas a una reunión en Trump Tower en junio 9, 2016, considerada como una de las más perjudiciales para el presidente, ya que había convocada por agentes rusos con el fin de compartir “porquerías sobre Hillary Clinton”. Entre los participantes en la reunión se incluyen una informante del Kremlin, Donald Trump Jr., el hijo del presidente, y Jared Kushner, marido de Ivanka.

Las transcripciones hechas públicas por el Senado del testimonio de Trump Jr., muestran que “olvidó” mucho. Dijo “no recuerdo” en repetidas ocasiones.

Los defensores del presidente aseguran que las transcripciones dejan claro que fue una reunión inocua — una pérdida de tiempo, aseguran los participantes.

Sin embargo, evidencia circunstancial se presta a otra interpretación.

Primer Trump Jr, al salir de la reunión, realizó una llamada a un teléfono cuyo número había sido bloqueado. Es ampliamente conocido que el teléfono del entonces candidato Donald Trump tiene un número bloqueado. ¿Llamó a su padre a informarle sobre lo que había pasado? Días después, el candidato dijo que haría un “importante anuncio” sobre Clinton, que luego suspendió.

¿Coincidencia o conspiración?

Eso es lo que está investigando Mueller, quien muy probablemente ha interrogado a casi todos los participantes, y con su capacitado equipo de investigadores profesionales intentando corroborar cada uno de estos testimonios.

Además de la transcripción de la reunión, ayer 16 de mayo se hizo público que según las declaraciones financieras anuales que se exigen de cada empleado federal el presidente, contrario a lo que había dicho antes, sí le había pagado a Michael Cohen, su abogado personal por años y a la vez bajo investigación criminal, una suma de entre US$100,001 y US$250,000. Esa transacción debió haberse reportado en 2017 no en 2018.

Se presume que puede ser para cubrir el préstamo por US$130,000 que Cohen le había facilitado para comprar el silencio de la estrella de porno Stormy Daniels, con quien Trump tuvo un romance sexual poco después de que su esposa Melania diera a luz.

La transacción aparece en una nota al pie en la página 45 del informe de 92 páginas, indica NBC News

El departamento de ética del gobierno federal ha remitido el documento al departamento de justicia para que investigue si se cometió un crimen al omitir el pago.

Al mismo tiempo, siguen las malas noticias para Michael Cohen, el abogado personal de Trump cuyas oficinas y residencia fueron allanadas hace unas semanas. Debido a que Cohen hizo mucho negocios con Trump, como el intento de obtener financiamiento para un Trump Tower en Moscú, y porque el mismo Cohen tenía relaciones comerciales con Rusia, esto puede complicarle la vida al presidente.

Son negocios particulares de Cohen, dicen los partidarios de Trump.

Son un caso típico de corrupción, en que se vende acceso a la presidencia, dicen otros. Especialmente porque mucho ocurrió desde que Trump ocupó la Casa Blanca, incluso cuando ya la investigación del fiscal Mueller estaba en marcha.

Ha salido a luz pública que Cohen recibió dinero de AT&T, de Novartis, de una compañía coreana que buscaba hacer negocios con el gobierno de Trump. También se ha sabido que ofreció sus “servicios” a la Ford y que pidió un millón de dólares a un inversionista de Qatar que había visitado Trump Tower.

En cualquier momento se esperan cargos criminales contra Cohen.

Los formulará el Segundo Distrito Federal de New York, que es independiente del fiscal Mueller lo cual garantiza que siga esa investigación así fuera Trump a suspender a Mueller.

Hasta el momento, en un año en su cargo, Robert Mueller ha formulado cargos criminales, u obtenido declaraciones de culpabilidad, de 19 personas y tres compañías. Entre ellos cuatro asesores de Trump, uno de ellos miembro del gabinete; 13 ciudadanos rusos. Cinco personas se han declarado culplables y han firmado documentos de cooperación con la investigación.

Paul Manafort, director de la campaña, enfrenta una extensa serie de cargos criminales, que incluyen el lavado de cientos de millones de dólares rusos. Se dice que el fiscal está poniendo enorme presión a Manafort –esgrimiendo largas sentencias de cárcel, con el fin de “quebrarlo” y obligarlo a testificar contra Trump. Su juicio comienza en septiembre.

Conocido por su metódica laboral, Robert Mueller, director del FBI durante muchos años, fue asignado hace un año para encabezar la investigación.

No se anticipa una conclusión próxima.

Sin embargo, parecería que cada día que pasa salen sorpresas más explosivas de ese baúl de mago, aumentando el desgaste de los ocupantes de la Casa Blanca.

Y con ello incrementando la polarización en el país.

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