Cuando le preguntó el fiscal a Joseph C. Massino cuáles eran sus responsabilidades en la familia Bonanno, el antiguo jefe mafioso dijo con igual tranquilidad que si estuviera hablando del clima, “Asesinatos, responsabilidad por la familia, formaba capitanes, quebraba capitanes”.

Massino, de 68 años, es hasta el momento el único jefe de una de las principales familias criminales de New York en cooperar con las autoridades federales. Y, según William K. Rashbaum en el New York Times, compareció el martes en la corte federal distrital en Brooklyn testificando contra un antiguo colega.

Cuenta Massino que su vida ha sido una serie de aventuras, que le llevó a las cúpulas de la familia Bonanno, que con los Gambino, los Colombo, Genovese y Lucchese forman las cinco familias conocidas como la Cosa Nostra. Reconoce haber participado en una docena de asesinatos, algunos que ordenó, otros que organizó y otros que ayudó a realizar.

“Si necesitas matar a alguien, necesitas trabajadores — se requiere todo tipo de carnes para hacer una buena salsa”, dijo.

En 1981, por ejemplo, pidió autorización de Paul Castellano y Carmine Persico para tomar medidas preventivas contra miembros de su propia familia en una lucha internecina. “Luego de obtener aprobación para matar a los hombres, Massino y varios otros hombre balearon en el sótano de un club social”.

Massino, que cumple una sentencia de dos vidas consecutivas, busca obtener mediante su testimonio una reducción “solo quiero ver la luz al final del túnel”. Admite que no se le ha hecho tal oferta.

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Foto cortesía de westside shooter via flickr