Canciller ruso con TrumpEl canciller ruso, Sergei Lavrov, se mostró muy sonriente en su reunión con el presidente de EE. UU., Donald Trump. El caos político en Washington le viene bien a Moscú, opina Miodrag Soric en Actualidad Deutsche Welle. 

Lo último que el presidente Donald Trump necesita en estos momentos es tener éxito en las negociaciones con Rusia. No es posible imaginarse lo que sucedería si Moscú y Washington acordaran un alto el fuego en Siria o que encontraran alguna solución para el futuro de Ucrania. Cualquier acuerdo entre Trump y el presidente ruso Vladimir Putin alimentarían aún más la ya fuerte desconfianza de los demócratas y de muchos republicanos en el Congreso en contra de su presidente. Así que Trump debe seguir pidiéndole paciencia a Moscú, antes de que algún tipo de deshielo sea anunciado.

Nadie entiende mejor esto que el canciller de Rusia, Sergej Lavrov. El político ruso de 67 años ya ha visto pasar a muchos funcionarios estadounidenses. Pero, probablemente, nunca había visto un desastre como el que se vive actualmente en Washington. Los políticos estadounidenses están ocupados, casi exclusivamente, en sus propios problemas: la gran pregunta es, siempre y cuando así sea, en qué medida la influencia del Kremlin tuvo que ver con el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos. Esta investigación continuará prolongándose después de la destitución del director del FBI, James Comey, posiblemente por muchos años.

Si la intención del gobierno ruso en 2016 habría sido limitar la capacidad de la potencia mundial: el objetivo ha sido alcanzado. Los demócratas confían mucho menos que antes en Trump. Eso se debe a la falta de importantes leyes como la reforma tributaria. Sobre todo porque los republicanos en Washington no se ponen de acuerdo. A pesar de que controlan el Congreso y la Casa Blanca, carecen sin embargo de la fuerza necesaria para un nuevo comienzo político tras la era Obama. La desconfianza reina sobre las instituciones de Washington. Y estas, desde la perspectiva del Kremlin, son buenas noticias. Debilitar al enemigo, paralizarlo: ¿qué más puede pedir Putin?

El canciller ruso apenas podía ocultar su alegría en Washington. Durante su conferencia de prensa sonrió en varias ocasiones cuando se le preguntó sobre el papel de Rusia en la campaña electoral en Estados Unidos. Lavrov habló libremente y con seguridad. Presentó a Rusia como un Estado, con el que Estados Unidos trata de igual a igual sobre la solución de problemas internacionales: como la situación en Siria, Afganistán o Ucrania.

Desde 2004, Lavrov es ministro de Asuntos Exteriores, antes representó a su país durante diez años en Naciones Unidas. Ahora, el experimentado diplomático se reúne en la Casa Blanca con políticos novatos. A su regreso a Moscú, Washington espera que informe que Trump no puede levantar, en un futuro cercano, las sanciones impuestas por Occidente – y ello por razones políticas internas. Sin embargo, Trump evitará nuevas sanciones drásticas.

El “impulso”, la dinámica política, parece estar actualmente del lado del Kremlin. Rusia organizará posiblemente un proceso de paz para el Medio Oriente – y para ello invitará a los EE. UU., no al revés. Rusia está negociando con los talibanes en Afganistán sobre el futuro del país. La coalición respaldada por Estados Unidos en Kabul está a la defensiva. Incluso si la lucha en el Medio Oriente continúa: Rusia también se beneficiaría. Cerca de 7.000 ciudadanos rusos, en su mayoría del Cáucaso, apoyan a los islamistas en Siria y en otros lugares. Moscú no tiene ningún interés en que estos regresen al país y lleven a cabo ataques terroristas allí. Y peor aún antes de las elecciones presidenciales de 2018.

Actualidad Deutsche Welle. 

 

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