Es la segunda causa de muerte para las aves migratorias después de la pérdida de su habitat, escribe Lisa W. Foderaro en el New York Times.
Cada año, unos 90,000 pájaros mueren al estrellarse contra los edificios de New York, dice. Son aves migratorias con rutas a lo largo del Atlántico y se detienen en los parques de la ciudad, donde buscan comida.
Luego, al emprender vuelo para seguir su viaje, confunden las fachadas de los edificios de vidrio con espacios abiertos y hasta ahí llegaron.
“Es la era del vidrio”, dice una arquitecta al Times en referencia al material favorito de la nueva arquitectura.
“Es un espejo perfecto bajo ciertas condiciones de luz, mientras más grande sea, más peligroso”.
Pero la solución del problema no es muy complicada, apunta.
Investigadores de la Audubon Society observaron que en un edificio el reflejo de unos árboles era una trampa mortal para las aves hasta que los administradores colocaron unos filtros que, al opacar el reflejo, salvaron la vida de miles de criaturas.
Algunas ciudades ya han adoptado leyes de protección de las aves, dice.
A nivel federal, legislación en Washington obligaría a los edificios del gobierno a implementar diseños amistosos para las aves.
