Miles, no decenas de miles, de personas, desconocidos totales de todo el mundo están conectándose al azar, en un fenómeno llamado Chatroulette.

Creada hace tres meses por Andrey Ternovsiy, un joven ruso de 17 años, con sólo pulsar un botón uno se conecta individualmente, durante breves segundos a desconocidos en cualquier parte del mundo. Lo único que tienen en común con usted es que se encuentran en línea en ese momento, que sus computadores tienen una cámara, y que están jugando chatroulette.

Y se ve de todo.

Es como si de la nada uno irrumpiera en la privacidad de otro ser humano, compartiendo su vida brevenmente, segundos o minutos, hasta que alguien pulse F9 (next). Para llegar a otra existencia, otro instante. Es fascinante y tan crudo como pueden ser las cosas entre desconocidos.

El sitio, www.chartroulette.com no tiene nada de diseño, elegancia, nada interesante visualmente: y es tan misteriosa como el universo. Son dos pantallas y un espacio para escribir. A mano izquierda, se ve el número de personas en línea en ese momento, cifra que en reflexión del fenómeno aumenta constantemente.

Pasó este bloguero unos 10 minutos en línea para encontrar gente de diversas edades, en una amplia gama de actividades: unos solos, otros juntos, unos en poses semi pornográficos, otros sentados frente a la máquina, unos bailaban, un par tenía máscaras, otros disfraces, ropa, sin ella.

Gente que seguramente jamás volveré a ver.

www.chatroulette.com