Mediante la manipulación de la perspectiva, el artista Eduardo Relero involucra al transeúnte casual con sus obras maestras.

Pintadas en lo que parece ser tiza o pastel, las piezas de fomentan la participación de los espectadores, al conectarlos con las obras provisionales que se colocan en las aceras en vez de los sitios donde se esperaría el arte callejero, tales como muros o vagones de tren.

Las increíbles piezas transmiten una sensación tridimensional en lo que es un claro ejemplo de la técnica pictórica conocido como trampantojo que, aunque florece en el estilo barroco, se utilizaba como elemento decorativo desde la época romana.

Gracias Laughing Squid