La masacre de 16 civiles indefensos por parte de un soldado estadounidense en Afganistán ha complicado enormemente la situación para EUA, escriben Helen Cooper y Eric Schmitt en el New York Times.

El presidente Barack Obama, quien había anunciado planes de suspender toda actividad de combate del ejército de EUA para fines del 2014, ha expresado gran preocupación, dice.

EUA tiene un poco menos de 90,000 tropas en Afganistán, de las cuales 22,000 deben regresar en septiembre.

Mientras que no se habla de una “salida acelerada”, que el estado mayor opone tajantemente, la administración está evaluando posibles cambios en su estrategia en esta nación.

El incidente se suma al escándalo de la quema de los libros sagrados, que había dado pie a manifestaciones masivas y ataques en varias partes del país. Igualmente, no hace mucho había tenido lugar el incidente en que soldados orinaban sobre cadáveres de combatientes enemigos muertos y, el caso del sargento Calvin Gibbs, condenado de asesinato y mutilación de tres civiles.

Ahora, miles de manifestantes en las calles protestan la masacre, en algunos casos quemando la efigie de Obama.

Agrega el Times que presuntos miembros de los talibanes realizaron un ataque contra una delegación del gobierno afgano que visitaba el lugar de los hechos.

Otro dolor de cabeza para la administración es la discusión de la intervención que lleva ya una década en la campaña por la reelección de Obama.

Por otro lado, poco a poco se han ido filtrando datos sobre el presunto asesino” sargento, de la base de Lewis-McChord cerca de Seattle, 38 años de edad, padre de 3 y quien parece haber sufrido lesiones cerebrales en Iraq donde completó tres misiones.

Artículo en inglés

Foto Al Jazeera English