EsposadoAmy Davidson evalúa en The New Yorker la estrategia del fiscal militar contra el soldado raso Bradley Manning, acusado (y encarcelado bajo brutales condiciones por años) de “ayudar al enemigo”, al filtrar cables clasificados a WikiLeaks, y cuyo juicio comenzó el lunes de esta semana.

“¿En qué momento podría ‘enemigo’ significar cualquier persona que no nos guste?” pregunta la escritora.

“¿Acaso puede significar nosotros mismos, en aquellos momentos cuando pensamos que algo ha ido mal, y tiene que denunciarse? … Habrá momentos en que es un general o un presidente sea el que tiene que rendir cuentas por un delito. En aquellos momentos, lo que le hará daño al enemigo es si poseemos la capacidad de decir que fuimos nosotros los que no guardamos los secretos”.

En Time, Denver Nicks añade que “la fuga de información por Manning fue la mayor de la historia, no porque él era el más comprometido con divulgar los secretos, sino porque ingresó en el ejército durante la época de los grandes volúmenes de datos y el ethos de colaboración de Internet …. Manning poco elegantemente abrió el estado de seguridad nacional en contra de su voluntad. Con tantos secretos tan mal protegidos accesibles a tanta gente, era sólo una cuestión de tiempo”.

Foto cortesía v1ctor via flickr