Un funcionario documenta la corrupción dentro de su departamento y la denuncia a investigadores; a los pocos día llegan por él a su apartamento y en contra de su voluntad lo ingresan en un hospital mental.
No se trata de un abuso estalinista de los que describió el escritor disidente Alexander Solzhenitsyn.
Sucedió en el 81 precinto, en Brooklyn, New York, según informa el periodista investigativo Graham Rayman en el Village Voice.
Dice que Adrian Schoolcraft presenció una serie de obstáculos administrativos, impuestos conscientemente para impedir que se reportaran los crímenes más serios en el vecindario.
El objetivo, apunta, era reducir el número de ofensas mayores para así dar la impresión de que había menos criminalidad en el área.
“El octubre del 2009, Schoolcraft se reúne con investigadores del NYPD durante tres horas en las que les informa sobre más de una docena de crímenes cuyos reportes han sido manipulados en el distrito. Tres semanas después de la reunión, que debía haberse mantenido sin el conocimiento de los superiores de Schoolcraft, el comandante de su precinto y un asistente al jefe ordenaron que lo arrastraran de su de apartamento y obligaran a permanecer en el ala psiquiatrica del hospital de Jamaica”.
Allí estuvo seis días, dice.
Esto pasó hace más de dos años, periodo durante el cual se investigaron las acusaciones de Schoolcraft. Los investigadores presentaron un informe de 95 páginas que las confirmaba, a la vez que exoneraba al agente de cualquier cargo.
La investigación llegó a la conclusión de que en dicho precinto, “Se había creado una atmósfera para impedir que los miembros del comando reportaran adecuadamente los delitos”.
Sin embargo, agrega el Village Voice, Schoolcraft fue suspendido de la fuerza sin salario por más de dos años.
Ha entablado un pleito, agrega.
Tanto el alcalde Bloomberg y el jefe de la policía Ray Kelly niegan las acusaciones de manipulación de los informes.
