Pobre Hillary Clinton. Es demasiado rica.
Con un CV impresionante — abogada, Primera Dama, Senadora por el estado de New York, Secretaria de Estado — se viene perfilando como candidata para reemplazar a Barack Obama en la Casa Blanca,
Desde hace años su candidatura, y posible nominación, se discuten como “inevitables”.
Pero en semanas recientes, a raíz del lanzamiento de su libro “Hard Choices” visto como la primera salva en la campaña, ha cometido una serie de errores que ha horrorizado a sus partidarios y abierto flancos a sus enemigos — tanto dentro de su partido como de la oposición.
Ha dicho que ella y su marido tienen problemas de dinero. “En la inopia”. “No somos realmente ricos”. Y perlas similares cuando se sabe que han ganado al menos US$100 millones en una década.
Comenta Ben White en POLITICO:
No está claro si un súper-rico aspirante demócrata a la presidencia puede tener éxito en una era populista definida por una economía tibia, salarios débiles y el movimiento Occupy Wall Street. Algunos demócratas argumentan que estos primeros contratiempos no importarán a menos que Clinton enfrente un desafío de la izquierda en las elecciones primarias. Pero la crítica actual sobre riqueza de los Clinton podría influir en su decisión de postularse — y si ella se presenta y obtiene la nominación, los republicanos podrían pintarla como fuera de contacto con el estadounidense promedio, igual que los demócratas hicieron con Mitt Romney en el 2012. También hay una posibilidad de que los republicanos terminen nominando como su candidato a un populista que denuncia a Wall Street — el senador Rand Paul de Kentucky.
Lo que está claro ahora es que el status quo por Clinton y el dilema de qué hacer al respecto están dando rápidamente un nuevo significado a la frase “Hard Choices”.
