Llegó a la presidencia de Flamengo, el popular equipo de fútbol de Río de Janeiro, en el 2009, y los comentarios machistas se escucharon por todas partes. Pero todo ello ha cambiado y hoy en día Patricia Amorin tiene el merecido respeto de su fanaticada.

Escribe Alexei Barrionuevo en el New York Times que Amorin, quien representara a su país como nadadora en las olimpiadas de Seúl en 1988, ha ido cuesta arriba contra la corriente, desafiando una tradición machista en un equipo controlado por hombres en sus 115 años, además de mala suerte.

En su primer año, dice, tuvo que bregar con escándalos, como el arresto del arquero de su equipo Bruno Fernandes das Dores de Souza bajo sospechas del secuestro y posible asesinato de su novia. Más las acusaciones de alcoholismo de Adriano Leite Ribeiro y la investigación sobre potenciales vínculos con el narcotráfico.

“La serie de eventos, al parecer fuera del control de la señora Amorim, pintaron el cuadro de un equipo carente de disciplina y fomentó la noción machista de que una mujer no podía manejar un equipo de futbol brasileño..”.

Sin embargo, luchó con tenacidad, anotando, entre otros goles, el regreso de Ronaldinho a Brasil, que ahora viste los colores de Flamengo, una de las medidas que ha renovado el optimismo y ganado a la presidenta el cariño de los 35 millones de fanáticos del equipo carioca.

A mediano plazo, su objetivo es convertir a Flamengo más como el Barcelona: un equipo que desarrolle excelentes jugadores y los pueda mantener en sus filas.

Artículo en inglés

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