Además de venderse en los centros urbanos, ha llegado a ciudades más pequeñas. Su enorme oferta ha reducido el precio. Sofisticadas redes de transporte aseguran un abastecimiento constante. El resultado es una crisis de salubridad pública.
Se trata de la heroína y su tráfico ha sufrido una profunda transformación gracias al ingenio de los carteles mexicanos, escribe Todd C. Frankel en Washington Post en una extensa nota sobre las rutas de la heroina.
No hace mucho, respecto a la heroína existía cierto tabú, pero la actualidad es muy diferente, “en algunas ciudades es más fácil de conseguir que el crack o la marihuana”,
Carteles mexicanos, entre ellos La Familia Michoacana, se han apoderado del tráfico de heroína de EUA, dice.
Ellos mismos cultivan la amapola y la procesan, a veces con la ayuda de químicos sudamericanos, para crear “una pasta de alta calidad con un atractivo de mercado de masas: Puede ser fumada o inhalada por los recién iniciados, así como inyectada por los adictos más duros”.
La captura de una mula ha divulgado importantes detalles de la jornada de miles y miles de kilos desde los campos mexicanos hasta las venas de entre 435,000 y 1.5 millones de usuarios en EUA.
Dice que no obstante los arrestos de algunas mulas (que pueden llevar hasta un kilo en cápsulas en el estómago) y las divisiones entre los carteles, fluye sin interrupción. En las calles nunca se siente una escasez.
Los adictos, con miedo de estar enfermo droga, siempre mantienen distribuidores de emergencia. Los distribuidores mantienen proveedores de emergencia
La heroína no se mueve en línea recta, pero iiual que una red de computadores, con nodos y redundancias […]
Los carteles son sofisticados, pero igualmente brutales. En un caso en que se reventaron las bolsas en el estómago de una mula, su acompañante pidió instrucciones. “Abranle la barriga y rescate el resto de las cápsulas”.
Han ampliado la distribución más allá de los viejos centros de heroína de grandes ciudades como Chicago o Nueva York para dirigirse a lugares poco probables como Dayton [Ohio]. La ciudad del medio oeste de tamaño mediano de hoy es considerada como uno de los epicentros del problema de la heroína, con inquietantes tropeles de adictos comprando y sufriendo sobredosis. Los traficantes de crack en las esquinas han sido suplantados por traficantes de heroína que se movilizan a través de un paisaje mucho más amplio, casi invisibles para la policía. Ellos organizan ofertas por teléfono celular y entregan heroína como la pizza.
Muy lucrativo negocio, señala. Un kilo se produce por unos US$5,000 en México, se puede vender por US$80,000 a los proveedores en EUA — que es el doble de lo que rinde la cocaína. Un distribuidor puede lograr US$300,000 al reducir el kilo y venderlo a US$10 un décimo de gramo.
Otra prueba más, si lo fuera necesario, de que la guerra contra las drogas es una guerra perdida.
