Muneca sexualDespués de laborar por horas en los campos de petróleo, los muchachos de Williston, en Dakota del Norte, EUA, salen a tomarse unas copas, gastar el dinero que con abundancia forra sus bolsillos.

Lo hacen solos.

Entre ellos.

Sin compañía femenina.

Escribe John Eligon en The New York Times que la riqueza del subsuelo de las praderas de la región ha atraído hordas de jóvenes para ocupar puestos que muchas veces generan salarios de cientos de miles de dólares.

“Lo que la bonanza del petróleo no ha traído, sin embargo, es suficientes mujeres”.

Tanto en el trabajo, como en las barracas donde viven, y en bares y restaurantes, los hombres andan entre hombres. “Las faldas y los tacones altos son tan escasos como los burgers vegetarianos. Algunos comparan el ambiente al ejército o una prisión militar”, dice.

Según datos del censo, agrega el Times, en los condados que más se han beneficiado por el boom, por cada mujer soltera de edades 18 a 34 años, hay 1.6 hombres.

Y el desbalance podría ser sustancialmente mayor ya que muchos hombres mantienen sus domicilios fuera del estado, apunta.

Ello ha significado aumentos en la profesión más antigua de la tierra, con prostitutas que fácilmente ganan US$1,000 la noche, agrega.

Pero también un hostigamiento generalizado para el resto de la población femenina.

“Muchas dijeron que se sentían inseguras. Varias dijeron que ni siquiera podían comprar en el Walmart local sin que hombres las persiguieran por toda la tienda. Una salida una noche entre amigas por lo general se convierte en un ejercicio de defenderse de odiosos, con sus exagerados avances que a menudo hacen alarde de su recién adquirida riqueza”.

Así es la vida para los hombres de Williston: plata en el bolsillo y sin con quien gastarla.

Artículo en inglés