Fredric Baur, inventor de la lata de aluminio que empaca las papitas fritas Pringles, siempre quiso que le sepultaran en una de ellas.
Baur murió el mes pasado y sus descendientes han cumplido su voluntad, escribe Margaret Hartmannen Jezebel.
Según el mayor de sus hijos, desde lo años 80 Baur había manifestado interés en la idea — entre risas y seriedad.
Pero, agrega, con el tiempo se dieron cuenta que era eso en efecto lo que el inventor quería. Después de que a los 89 años Baur pasara a mejor vida, sus hijos decidieron sustituir una lata de Pringles por la urna donde por lo general se depositan las cenizas después de la incineración.
La compraron en Walgreens, dice.
“Los hermanos discutimos brevemente cuál sabor usar, pero les dije que teníamos que usar el original”.
Y ahí descansa, Fredric Baur, en una lata de papitas fritas.
