20130817_AMP502Con el regreso a Bogotá de Nairo Quintana, el diminuto ciclista de 23 años que enalteció el nombre de Colombia por los laureles que cosechó en el Tour de Francia, los amantes colombianos del deporte están embriagados de orgullo y esperanza, señala una nota de The Economist

Quintana revivió la tradición colombiana de ciclistas trepadores conocidos como los escarabajos que en la década de 1980 y 1990 se destacaron en Francia y otras naciones europeas, dice.

Pero Quintana fue más allá que ningún otro ciclista colombiano y, de hecho, latinoamericano en lo que se considera el evento de ciclismo más exigente el mundo.

Su segundo puesto vino acompañado de los títulos de Campeón de Montaña y Novato del Año, galardones que aunque en previos años los habían ganado ciclistas colombianos (Luis “Lucho Herrera y Santiago Botero para montaña; Fabio Parra y Alvaro Mejía Castrillón como novatos), nadie nunca los había obtenido al mismo tiempo.

Dice The Economist que Quintana, quien después de brillar en el Tour de Francia compitió y ganó la Vuelta a Burgos, fue directo del aeropuerto a reunirse con el presidente Juan Manuel Santos, quien le otorgó la Cruz de Boyacá.

(El joven ciclista entregó al presidente la camiseta de novato).

En rueda de prensa Quintana recordó que solo hace ocho años había aprendido a montar en bicicleta — en una de segunda mano.

Comenta The Economist que las victorias de Quintana han dado un corrientazo de optimismo a los amantes del deporte en Colombia, quienes esperan que su Selección, que aunque no ha participado en un mundial desde 1998 está considerada como tercera en el mundo, viaje al Mundial del Brasil.

Ahí es donde los sueños podrían complicarse, apunta.

Si Colombia clasifica para el mundial, y si sigue hasta alcanzar la final el 13 de julio entrante, ese mismo día tendrían en sus pantallas el comienzo de los premios de montaña en Francia, donde Quintana muy seguramente estará defendiendo su corona como trepador.

Artículo en inglés

Foto via The Economist