No, esta no nos la hemos inventado, la hemos encontrado en el blog World del Washington Post.

Escribe Kevin Sieff que en Afganistán un comandante de los talibanes, buscado bajo sospecha de estar involucrado en por lo menos dos ataques contra las fuerzas de seguridad de esa nación, se presentó a un retén en el distrito de Sar Howsa con un afiche con su foto en donde se ofrecía una recompensa.

Se entregó, dice el Washington Post, y pidió sus US$100.

Cuando soldados estadounidenses le preguntaron si la foto era de él, dice el artículo, “Mohammad Ashan respondió con un entusiasmo increíble. ¡Sí! ¡Sí! Ese mismo soy yo. Ahora ¿pueden darme mi recompensa ya?'”

Agrega que mediante pruebas biométricas confirmaron que se trataba del comandante que habrá sido temible pero no se distinguió por su inteligencia.

Artículo en inglés