El último incidente tuvo lugar esta semana en un club neoyorkino de moda: Lindsay Lohan le propinó un puñetazo a una mujer, tras lo cual fue detenida, amaneció en la comisaría y acaparó titulares.
Informa TMZ que el altercado de la semana surgió cuando una presunta vidente le dijo a la celebridad venida a menos que tenía una premonición sobre ella y ofreció leerle el futuro. La respuesta de la Lohan fue un insulto racista, “Gitanos de mierda”, a lo que el amigo de la vidente la llamó puta y se burló de su última película.
Puñetazo. Arresto.
Dice TMZ que Lohan se caía de la borrachera; que la actriz está estreseada por sus problemas legales y financieros, ahogando con el vodka — hasta dos litros diarios — sus preocupaciones.
Radar dice que había consumido cocaína poco antes.
El New York Post asegura que llevaba ebria dos días.
Durante la semana, el padre de la actriz de 26 años salió en la televisión pidiéndole que ingrese a una clínica de reposo.
Para rematar sus males, las autoridades de New York le han acusado de tres delitos menores, incluyendo mentir a la policía sobre otro incidente hace unos meses.
Y así, sigue Lindsey Lohan cuesta abajo en su rodada, entreteniendo al público que con una fascinación morbosa presencia su descomposición.
