Cinco años después del desastre de la central nuclear de Fukushima, en el Japón, una vasta zona sigue fuera del acceso a la población civil. Pero la curiosidad de Kow Wee Loong, fotógrafo de Malasia, fue superior a la prohibición y se aventuró. Tuvo que evadir retenes, patrullas, barricadas. Protegido con una máscara antigases, cubierto de pies a cabeza para evitar contaminación y armado con su cámara ha tomado una espeluznante serie de imágenes de una parte donde la vida cesó en 2011.

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