Libro sobre derechos gayPara Timothy Kurek, durante muchos años los homosexuales eran unos “maricones” que merecían quemar en el infierno.

Cristiano, conservador vivía en Nahsville, Tennessee y, según informa Paul Harris en The Guardian, un día una amiga le confesó que era lesbiana — él decidió posar como gay sencillamente para ver cómo la sociedad lo trataba.

Dice The Guardian que Kurek le comunicó a su madre que era gay, convenció a un amigo de que se presentara como su novio y formó parte de un equipo de pelota gay.

Sintió, en carne propia, los insultos que él mismo habían lanzado contra otros.

“Cuando alguien me llamó ‘faggot’ (maricón) durante una práctica de pelota”, dice Kurek, “Me sentí violado”. Dice que no pudo controlarse y le salían lágrimas.

Finalmente, Kurek dejó saber a su círculo social que no es gay y ha publicado un libro sobre sus experiencias, “The Cross in the Closet”.

Hoy dice Kurek que su fe es más fuerte que nunca; ahora también apoya a los derechos homosexuales.

Abriga la esperanza de que otros le sigan. “La gran mayoría de cristianos conservadores no están llenos de odio”, dice. “Es una minoría recia que recibe mucha atención”.

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