EUA está ampliando su espionaje en el Africa en busca de refugios de terroristas, pero muchas de sus misiones están a cargo de contratistas, quienes les proveen los aviones, pilotos y personal que vuelan sobre Uganda, Congo, Sudán y la República Centroafricana, escribe Craig Whitlock en el Washington Post.

Usan avanzada tecnología, como aviones Pilatus PC-12 turbopropulsores con sofisticados sensores y cámaras que pueden filmar un hombre a 15 kilómetros de distancia.

Muchos son los mismos que se utilizaron hace una década en misiones de espionaje aéreo en América Latina, incluyendo en Colombia donde 3 de ellos cayeron en poder de guerrilleros quienes los mantuvieron por cinco años, junto con Ingrid Betancourt y otros retenidos.

Por lo general el Pentágono opta por este tipo de fuerzas en caso que sea necesario “negarlo todo”, dijo al Post un experto del Brookins Institution. Pero las cosas no siempre salen bien.

“Si algo falla, pueden presentarse dos escenarios. O bien se achaca la culpa a los contratistas, quienes se van a quejar de abandono, o tiene lugar algún tipo de abuso por el que ellos no acarrean responsabilidad debido a una mezcla de razones legales que no clarifican responsabilidades o la falta de voluntad política de hacer algo al respecto”.

Artículo en inglés

Mapa: Washington Post