Dividida, incapaz de agarrar vuelo y enfrentando por todos los flancos una oposición frustrante en un panorama internacional cada vez más exigente de liderazgo, la Casa Blanca de Donald Trump sufre una guerra intestina que no ayuda para nada.
Ayer supo el mundo que Steve Bannon, jefe de estrategia de la Casa Blanca y con sólidas credenciales de ultra derecha desde sus días al mando del portal supremacista blanco Breitbart News, fue retirado de su cargo en el Consejo de Seguridad Nacional, posición que al anunciarse en enero había causado gran polémica.
Al cabo de unas horas comenzaron a florecer los detalles del más reciente episodio de una intriga palaciega que ha dado mucho para especular.
Informa el portal POLITICO que Steve Bannon amenazón con renunciar, luego de un intenso choque con el yerno del presidente Trump, Jared Kushner — un centro de poder emergente en la Casa Blanca. Kushner, quien está casado con Ivanka, la hija mayor del presidente, recientemente ha adquirido un amplio portafolio que incluye responsabilidades desde el Oriente Medio hasta política nacional.
Según informes, Kushner considera que Bannon “saca lo peor de Trump”.
Joe Scarborough, en su noticiero matutino en MSNBC ‘Morning Joe’, afirma que Bannon presuntamente dijo a sus colegas, “Si mis talentos no son necesarios aquí, puedo llevarlos a otro lugar”.
Sin embargo, la milmillonaria Rebekah Merce, generosa financiadora de la campaña Trump, supuestamente tuvo que convencer a Bannon que permaneciera en su posición. “Bekah trató de convencerlo de que se trata de una juego a largo plazo”.
Bannon negó dicho informe, llamándolo un “absurdo total”.
Otra nota en POLITICO, habla de la tensión entre entre los “originales”, o los que trabajaron en la campaña Trump desde los primeros días, y los funcionarios que han llenado los diferentes departamentos.
“En más de una docena de entrevistas, los ‘originales’, muchos de los cuales se ofrecieron como voluntarios para trabajar para el candidato Trump cuando pocos otros estaban dispuestos a hacerlo, se quejaron de que habían sido excluidos de las reuniones y atacados con fugas de información con el potencial de destruir sus carreras. En las últimas semanas, una serie de veteranos partidarios de Trump han renunciado abruptamente, diciendo que sentían que la administración había sucumbido ante el mismo establecimiento para cuya derrota habían trabajado.”
Eso piensan los Trumpistas originales.
El otro lado sostiene algo muy diferente, “Otros dicen que los acólitos Trump tienen expectativas poco realistas y simplemente están sufriendo las duras realidades de Washington. Algunos ministros se han quejado en privado de que les han impuesto empleados con poca o ninguna experiencia gobernando. Los jefes de agencias dicen que deben tener autoridad sobre los puestos clave en sus departamentos”, agrega la nota en POLITICO.
Es con estos bueyes que tiene que arar Donald Trump en un momento en que su administración ha sufrido una serie de reveces que incluyen las acusaciones (e investigaciones) sobre presunta injerencia en la Casa Blanca, incapacidad de realizar cambios a la ley de salud, y una caída en las encuestas — todo ello sin que la adaministració haya cumplido 100 días en el poder.
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