Lo que Huffington Post describió como una nutrida y ruidosa multitud fue la recepción que tuvo el ex vice presidente de EUA Dick Cheney en su visita a uno los clubes más exclusivos de Vancouver.
Cheney, dice HuffPost, visitó la ciudad canadiense como parte de la gira de su libro “In My Time: A Personal and Political Memoir”, donde admite haber ordenado la tortura de detenidos musulmanes mediante “la piragua”y otras técnicas.
El libro se publicó hace unas semanas y, desde entonces, Cheney quien había estado fuera del ojo público por dos años ha salido en entrevistas en la televisión, el radio y periódicos y revistas.
Su papel en la tortura de detenidos musulmanes ha sido, invariablemente, tema de discusiones mediáticas.
Cheney se ha mantenido firme en su posición de que era absolutamente necesaria para la seguridad de EUA y que si tuviera que hacerlo nuevamente no vacilaría.
Cheney ha sido acusado de crímenes de guerra.
La semana pasada, Human Rights Watch pidió al gobierno federal que formulara cargos criminales contra él.
Los manifestantes se pronunciaron a favor de los derechos humanos; quienes asistieron para escuchar a Cheney pagaron US$500 la entrada, que incluía una cena. (No sabemos qué se sirvió).
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