Primero, uno de los terremotos más intensos en la historia de la humanidad que causó destrucción masiva. Acto seguido un tsunami que arrasó ciudades con un saldo todavía indeterminado de muertos, heridos, atrapados y desaparecidos. Desde entonces, la peor crisis nuclear que ha vivido el planeta en un cuarto de siglo: la situación en el Japón va de mal en peor sin que se vea una solución cercana.

Informan desde Tokyo Hiroko Tabuchi y Mattew L. Wald en el New York Times que las autoridades japonesas anunciaron el domingo que asumían que fusiones de núcleo parciales habían tenido lugar en dos reactores paralizados y estaban preparándose para la segunda explosión en dos días en otra planta. Además, agregan, los problemas de enfriamiento seguían en otros cuatro reactores.

La emergencia parece ser, agregan, la peor desde el desastre nuclear en Chernóbil hace 25 años. Situaciones críticas en dos otras centrales nucleares han causado la evacuación de más de 200,000 personas han sido y la mayor movilización desde la Segunda Guerra Mundial de las fuerzas de auto defensa de esa nación.

El sábado, antes de la explosión, un panel de seguridad había dicho que los niveles de seguridad en Daiichi eran de 1,000 veces por encima de lo normal.

La fusión de núcleo en una central nuclear es el peor escenario posible. Tiene lugar al desencadenarse una pérdida de control de los sistemas de seguridad. Las centrales japonesas, funcionan en base a la electricidad que ellas mismas generan, al cortarse el flujo de la corriente por el terremoto, las respaldan generadores, que a su vez fallaron, y se apoyaron en baterías. Al no dar abasto las baterías, se perdió la capacidad de enfriar los reactores, que en algunos casos han sido inundados con agua salada.

Mientras tanto, en este panorama apocalíptico, los habitantes están cansados, aterrorizados, hace falta agua potable, los estantes está vacíos en las tiendas.

Multimedia: los reactores paralizados en Japón

Artículo en inglés

Gráfica cortesía de LiveScience

infographic of nuclear power plant