Aunque los protagonistas lo nieguen públicamente, la cumbre europea terminó a gritos entre el presidente francés Nicolas Sarkozy el presidente de la Unión Europea José Manuel Barroso. El granito de la discordia: las deportaciones francesas de los rom.

Según el diario francés Le Monde, “El ambiente se perfilaba eléctrico en la cumbre de Bruselas el jueves 16 de septiembre luego de la polémica que enfrentó al gobierno francés contra el ejecutivo europeo respecto al asunto de los rom”.

La crisis económica y la falta de oportunidad en las naciones de Europa oriental ha llevado a decenas de miles de familias gitanas a emigrar hacia las naciones de Europa Occidental, agravando así las tensiones étnicas, raciales y religiosas en las naciones en donde montan sus campamentos.

En Francia, recientemente el presidente Sarkozy, en una medida considerada como un intento por aplacar a la derecha, comenzó una política de deportaciones de miles de ellos, ofreciendo 300 euros a los que se marchen voluntariamente, y destruyendo con buldózeres sus campamentos. Esto ha causado protestas en Europa y otras naciones, que han visto ciertas semejanzas con el racismo de los nazis.

Viviane Reding, comisionada de justicia de la Unión Europea, poco antes de la cumbre declaró: “Yo creí que después de la segunda guerra mundial este tipo de situaciones no se volverían a ver en Europa”. Sarkozy, afirmó que estas declaraciones habían “herido a Francia”.

Durante el desayuno tradicional, agrega Le Monde, estalló lo que el primer ministro búlgaro Boyko Borissov llamó un “intercambio muy violento” entre Sarkozy y Barrero. El primer ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker dijo que la discusión fue “masculina y viril. Los gritos eran tan recios que se escuchaban al otro lado del corredor”.

El primer mandatario francés negó haber perdido la calma, aunque afirmó que “Soy el jefe de estado francés y no puedo permitir que se insulte a mi país”.

Aquí habla en conferencia de prensa.

Artículo en francés

Foto cortesía de Zingaro in viaggo via flickr