Con 63 soldados aliados muertos en agosto, incluyendo 30 comandos del grupo elite Navy SEALs, las noticias sobre Afganistán no son muy alentadoras, sin embargo Ron Moreau escribe en Daily Beast que una lucha intestina entre talibanes podría presentar una oportunidad para EUA y sus aliados de aislar al grupo extremista musulmán.
Dice que divisiones internas entre facciones tribales de los talibanes estallaron en julio a raíz del control de fondos y otros recursos limitados.
Al centro de la disputa está el secuestro y cautiverio por varias semanas de Maulvi Habibulla, conocido dirigente de la tribu Noorzai en el área de los pashtún.
Habibulla, quien recaudaba fondos para el comandante Baz Mohammad, en la provincia occidental de Farah, tuvo un altercado con Maulvi Ismael miembro de de Quetta Shura, el alto mando de los talibanes.
Entonces, continúa Daily Beast, Ismael secuestró a Habibulla, cuyos partidarios a su vez plagiaron a Ismael como represalia.
Finalmente, cuando se logró el intercambio de los retenidos, “Uno de los cinco principales comandantes talibanes había sido golpeado, secuestrado y mantenido preso por otra facción del grupo”.
El incidente ha avergonzado a los líderes de Quetta Shura y humillado al jefe del consejo militar. “Pero más aún, ha generado cantidades de mala fe entre los Noorzai, una de las tribus más grandes de los Pashtún, y el alto mando de los talibanes”.
Esta disputa, concluye Daily Beast, podría presentar una oportunidad valiosa para la coalición en Afganistán, si únicamente logran “encontrar maneras para ganarse a los ancianos descontentos y convencerlos de que rompan con los talibanes y firmen una tregua con Kabul”.
Foto cortesía US Army via flickr
