tml00022-1.jpg.CROP.article920-largePublicado en inglés bajo el título “Lake Nyos: Deadliest lake in the world suffocated over 1746 people in one night”. Traducido con autorización especial. Por Nicholas Jackson.

No podía hablar. Quedé inconsciente. No podía abrir la boca, olía algo terrible escuché a mi hija roncar de un manera totalmente anormal …. Al cruzar a la cama de mi hija me desplomé en el el suelo … quería hablar, mi respiración no salía …. mi hija ya estaba muerta”.

Estas son las palabras de José Nkwain, quien el 21 de agosto de 1986, sobrevivió a una de las más extrañas catástrofes naturales de la historia.

El Lago Nyos se encuentra en un cráter en el noroeste de Camerún. Formados por actividad volcánica subterránea, los lagos de cráter suelen tener altos niveles de dióxido de carbono.

Bajo circunstancias normales, estos gases se disipan con los movimientos del agua. Pero el Lago Nyos es inusualmente calmado. Durante cientos de años sus aguas profundas se convirtieron en centro de almacenamiento de alta presión, cada vez más cargado con gases. Más de 5 galones de dióxido de carbono disueltos por cada galón de agua. El Lago Nyos era una bomba de tiempo.

El 21 de agosto de 1986, algo pasó en el lago. No se sabe lo que disparó el gatillo puede haber sido un deslizamiento de tierra, un pequeña erupción volcánica, o incluso algo tan pequeño como lluvia fría que cayó en el borde del lago. Cualquiera que haya sido la causa, el resultado fue catastrófico. El lago literalmente explotó en lo que se conoce como una erupción límnica, enviando una fuente de agua a más de 300 pies en el aire y desencadenando un pequeño tsunami. Cientos de miles de toneladas de dióxido de carbono brotaron a 60 kilómetros por hora, sofocando a todo ser humano hasta 15 kilómetros de distancia. De los 800 residentes de Nyos en el área, seis sobrevivieron. En total, 1,746 personas y más de 3,500 animales murieron en cuestión de minutos.

Desde que tuvo lugar este catastrófico evento, científicos franceses han puesto en marcha un programa de desgasificación. En 2001 se instaló una tubería que va hasta el fondo del lago y permite que el gas escape a un ritmo regular. Se añadieron dos tuberías más en el 2011. Un sistema de alarma solar controla los niveles de dióxido de carbono, lo que garantiza que si el lago explotara de nuevo habría por lo menos una advertencia.

 

Atlas Obscura

 


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