Screen Shot 2013-01-02 at 5.18.08 PMPublicado en inglés el 24 de julio del 2013 en la revista The Nation bajo el título “In Defense of Carlos Danger”. Traducido con autorización especial. Por Richard Kim.

Esta es la verdadera historia de dos hombres que, por desgracia para ambos, comparten el mismo cuerpo. Anexo 1: Anthony Weiner político casado, ex congresista caído en desgracia, candidato a la alcaldía, imbécil público. Anexo 2: Carlos Danger — hombre casado, sexteador reincidente, imbécil privado. Consideremos ahora sus “pecados”.

Kim The Nation
Richard Kim

Como congresista, Anthony Weiner fue un bufón espectacularmente ineficaz. Una reciente revisión de su tiempo en la Cámara por el New York Times pinta un retrato devastador: Weiner era megalómano, narcisista, malo en el manejo de las negociaciones políticas, alienante a sus potenciales aliados, alarmantemente desinteresado en hacer un cambio verdadero y realmente, realmente malvado con su equipo ( un ex ayudante le compara a Miranda Priestly en “El diablo viste de Prada”). En sus doce años o más en el Congreso, señala el Times, Weiner “patrocinó y escribió sólo un proyecto de ley que él condujo a su promulgación: Una medida impulsada por un amigo de la familia que dio a sus campañas decenas de miles de dólares en donaciones”. Cuando los demócratas controlaban el Congreso en 2007-08, Weiner presentó cincuenta proyectos de ley, pero ni siquiera logró un copatrocinador en treinta y nueve de ellos. De acuerdo con un ex empleado citado por el Times, “Él nunca intentó …. Lo que buscaba era poder decir que había presentado un proyecto de ley”. Sí, Weiner chilló recio sobre un pagador único para el cuidado de la salud, pero su interés siempre apestaba a grandilocuencia oportunista. Cuando finalmente llegó el momento para la votación sobre ACA [Ley de Cuidado de Salud Asequible], Weiner amenazó con trancarlo en comité  a menos que pudiera introducir la enmienda de un solo pagador — una causa noble, que él cedió a cambio no de una concesión política sino un puesto para hablar en horario estelar y una carta de recomendación de Nancy Pelosi.

Y eso es sólo su historial sobre asuntos internos. Cuando se trata de política exterior, Weiner puede dejar atrás a Liz Cheney. Fue uno de los ochenta y dos demócratas que votaron a favor de la guerra de Irak, y él siguió apoyando su financiación por mucho tiempo después de que su frágil razón de ser se hubiera evaporado. Pero es en el tema de Israel/Palestina que Weiner verdaderamente se ha distinguido. Por lo menos dos veces en público, ha insistido en que Cisjordania no está ocupada, negando un hecho que incluso el derechista ex Primer Ministro y arquitecto del movimiento de colonos Ariel Sharon admitió hace una década (para un recuento completo y el video de las declaraciones de Weiner, véase el informe de Ali Gharib en The Daily Beast. También ha afirmado que no hay presencia militar israelí en Cisjordania, lo que sería noticia para los soldados de las FDI estacionados allí. Como Stephen Zunes señala, la negación de Weiner encaja perfectamente en un alarmante patrón de acallar las críticas al estado de Israel y de valerse de declaraciones manifiestamente falsas para hacerlo, incluyendo alegando que EUA reconoce a la OLP como una “organización terrorista” veinte años después de que había dejado de utilizar dicha denominación. Estas declaraciones muestran que Weiner es un mentiroso consciente o un ideólogo  voluntariamente ignorante, cualquiera de los cuales le debe descalificar para ejercer cargos públicos.

Ahora pasemos a Carlos Danger, en seudónimo digital e identificación alternativa de Weiner. Carlos Danger sextea [envia mensajes sexuales por texto] demasiado. Está excesivamente orgulloso de su pene. Le toma fotos y  las envía a mujeres extrañas que jamás ha conocido. Tiene fantasías sexuales banales que implican tacones altos, halar el cabello, presionar las muñecas y todo mojado por todas partes. Al parecer no entiende Internet muy bien, a pesar de que pasa mucho tiempo en éste y aunque las convenciones trilladas de la pornografía en Internet parecen ser su Kama Sutra. Sus prolíficos mensajes sexuales tuvieron lugar antes, durante y después del embarazo de su esposa. Fue capturado haciéndolo, lo negó, lo admitió, prometió no hacerlo de nuevo, lo hizo de nuevo y lo ha vuelto a admitir. Todo ello le hace estúpido, grosero, adolescente y engañoso sobre el sexo, pero no más que los millones de hombres (y algunas mujeres) que hacen lo mismo. También podría hacer de él un mal marido, pero sólo su esposa Huma Abedin puede juzgar eso, y realmente no es asunto nuestro lo que ella piense, el arreglo que tengan o no tengan y si ella le debe dejar. Nada de lo que hizo Carlos Danger fue ilegal ni coercitivo y, cabe destacar, nada de ello realmente ha involucrado el contacto físico. Su comportamiento y su matrimonio son totalmente indignos del interés público.

A menos, por supuesto, que Carlos Danger tenga la mala suerte de ser también Anthony Weiner, el político y el candidato, en cuyo caso sus mentiras sobre el sexo son un signo de una falta de credibilidad más intrínseca, sus indiscreciones un signo fundamental de mal juicio y sus repetidas transgresiones de los fuente de una confianza pública irreparablemente rota. En un nivel, esto es verdad. Y, por supuesto, el propio Weiner corteja esta condena pública –no por el pecado original de sextear, sino por tener las pelotas para sacar a relucir su falsa rehabilitación como algo que lo califica para ser alcalde de Nueva York.

Realicemos un contrafactual. ¿Qué pasaría si Anthony Weiner nunca hubiero negado el envío de mensajes sexuales, si nunca hubiera mentido al respecto y nunca hubiera prometido dejar de hacerlo? ¿Y qué sucedería si simplemente hubiera afirmado que lo que hace con su pene y su teléfono celular son entre él, su esposa y sus compañeros de conversación? En realidad ningún político estadounidense ha tenido el valor de hacer este tipo de declaración sexual, directa, por lo que no se sabe la respuesta a una pregunta que sólo se hará más pertinente con el tiempo: si la mera existencia de un auto retrato X descalifica a alguien de un cargo público.Sospecho que lo haría, porque la cultura estadounidense todavía sigue teniendo elementos malvadamente puritanos, porque confundimos la asexualidad y la monogamia con la virtud y la dignidad públicas, porque en realidad no tenemos ni idea de lo que significa la privacidad. Así que sí, por supuesto, Anthony Weiner mintió sobre Carlos Danger — claro que lo hizo. El guión ya estaba escrito, y debajo de las malas decisiones y promesas rotas que en su conjunto forman esta farsa de moralidad existe otra lección: si tiene relaciones sexuales fuera de lo aceptable, ni siquiera se debe pensar en el servicio público.

Sí, Anthony Weiner es un engañador, un mentiroso, un idiota y un ególatra ridículo. No, él no es apto para ocupar cargos públicos. No se necesita una foto de su pene para demostrarlo.

Artículo en inglés