Carlos Fuentes, el novelista mexicanoMuere un gran autor mexicano, ElMolinoonline.com, nacido en Panamá hace 83 años, murió este martes de un paro cardiaco en Ciudad de México.

Lo describe Juan Cruz en El País como un hombre de una resistencia férrea que, no obstante los golpes de la vida, impulsado por una voluntad de fierro y la energía de un atleta élite, incorporó sus experiencias en su obra para llegar a ser uno de los grandes escritores de México, América y la humanidad.

“Padeció la muerte de sus dos hijos, y esa desgracia sucesiva, que superó con la entereza que compartió con Silvia Lemus, su mujer, se integró con enorme dramatismo en algunos de sus últimos libros; pero su voluntad de hierro, así como su salud, le permitieron superar el impacto de las desapariciones dramáticas de sus hijos Carlos y Natasha”, dice.

Disciplinado, “escribía como un forzado en las horas de la madrugada, hasta que se vencía la mañana. Luego iba a caminar (en un tiempo corrió, pero luego no se sintió para esos trotes), y a partir del mediodía ya estaba listo para la vida social”.

En sus últimos años, cuando se iba apagando su enorme energía, se escondió del mundo, dedicando gran parte de su tiempo a viajar: Londres, New York y otras partes del mundo. Días antes de su fallecimiento había estado en Buenos Aires.

De todas maneras, dice El País, el escritor encontraba tiempo para reunirse con personalidades del mundo político, económico y cultural para  mantenerse al tanto del mundo.

Era un trotamundos. Una de sus últimas peripecias con escritores la vivió en Aix-en-Provence, donde un grupo formidable de autores (franceses, españoles, mexicanos…) se juntó para rendirle homenaje, en un simposio sobre su literatura. A las nueve de la mañana, vestido con una de esas camisas impolutas y bien planchadas con las que realzaba su apostura, se presentó ante los adolescentes que querían hacerle preguntas. Lo hizo sentado; Fuentes no se sentaba nunca, pero ya se sentaba Fuentes. Firmaba los libros de pie, hablaba de pie, dictaba las conferencias como si estuviera completando un maratón, pero ya Fuentes no tenía esa fuerza de antaño. En Buenos Aires declaró que el tiempo no lo vencería. Yendo al hospital, en México, este atleta del entusiasmo literario sintió que su abrazo a la vida ya no tenía la correspondencia que siempre halló hasta en los momentos más oscuros. Y lo que queda de él, de aquel entusiasmo, es una obra poderosa que escribió a mano hasta que el dedo con el que tomaba el lápiz se hizo curvo. A veces lo mostraba: “He aquí mi aliado”. El corazón le dejó a un lado en la mañana más triste de todas las mañanas que él quiso felices”.

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Wikipedia publica una lista completa de sus obras y premios

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