Maya AngelouMarguerite Ann Johson, prolífica autora negra conocida como Maya Angelou, ha dejado de existir en Winston-Salem, Carolina del Norte, donde residía.

Novelista, actriz, profesora, activista pro derechos humanos e igualdad racial, cantante, bailarina, cocinera, conductora de tranvía e incluso prostituta.

Angelou tuvo una vida dramática, comenzando con su violación a los ocho años por un amigo de su madre. El violador fue brutalmente muerto a palos días después y la niña quedó traumatizada muda por casi cinco años.

Buscó en los libros consuelo, estudiando luego en la universidad.

En 1959, Angelou, quien vivía en New York City ingresó al Harlem Writers Guild y publicó su primero de una extensa colección de libros que incluyen novelas, poemas, obras de teatro, relatos autobiográficos. “I Know Why the Caged Bird Sings” (“Sé por qué el pájaro enjaulado canta”) es uno de los mejores conocidos.

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También actuó y dirigió cine y escribió musicales.

A través de las décadas, Maya Angelou pasó tiempo en Africa, fue amiga de Martin Luther King y Malcolm X, leyó un poema en la toma de posesión de Bill Clinton.

En el año 2010, recibió del Presidente Barack Obama la Medalla de la Libertad, el máximo galardón civil en EUA.

Más información sobre Maya Angelou.

Reproducimos del blog El Placard Cinco poemas de Maya Angelou, con traducción al castellano de Sandra Toro. (El inglés original aparece abajo).

LOS HOMBRES

Cuando era joven, solía mirar
Detrás de las cortinas
A los hombres que iban y venían por la calle. Hombres viejos, borrachos.
Hombres jóvenes, más ácidos que la mostaza.
Los veía. Los hombres siempre
Están yendo a alguna parte.
Ellos sabían que estaba ahí. Con quince
Años, y famélica.
Se paraban bajo mi ventana
Con los hombros en alto como los
Pechos de una adolescente,
Y la cola del traje palmeándoles
Las nalgas,
Los hombres.

Un día te toman con delicadeza
entre sus manos, como si
Fueras el último huevo crudo de la tierra. Después
Aprietan. Un poquito no más. El
Primer estrujón es agradable. Un abrazo rápido.
Suaves hasta tu indefensión. Un poquito
Más. Y empieza a doler. Te arrancan una
Sonrisa que patina en el miedo. Cuando
Se acaba el aire,
El cerebro te explota, estalla breve y ferozmente
Como la cabeza de un fósforo. Hecho trizas.
Es tu jugo
El que baja por sus piernas. Manchándoles los zapatos.
Mientras la tierra vuelve a enderezarse,
Y el gusto trata de retornar a la lengua,
Tu cuerpo ya se cerró. Para siempre.
No existen llaves.

Despues la ventana se cierra toda sobre
Tu mente. Ahí, detrás
Del oscilar de las cortinas, caminan los hombres.
Sabiendo algo.
Yendo a alguna parte.
Pero esta vez, nada más voy a
Pararme y mirar.

A lo mejor.

 

UNA PRESUNCIÓN

Dame tu mano

Haceme lugar
para que te lleve
y te siga
más allá de este furor de la poesía.

Dejá para los otros
la intimidad
de tocar las palabras
y el amor por la pérdida
del amor.

A mí
dame tu mano.
RECUERDO

El peso lento
de tus manos, alborotando a las abejas
que anidan en mi pelo, tu sonrisa en la
pendiente de mi mejilla. Te apretás
sobre mí
esta vez, encendido, derramando
urgencia, y el misterio viola
mi razón

Cuando te retirás,
vos y la magia, cuando
sólo el olor de tu
amor persiste entre
mis pechos, entonces, sólo
entonces, puedo devorar con gula
tu presencia.
TOCADOS POR UN ÁNGEL

Nosotros, desacostumbrados al valor
exiliados del placer
enroscados en la caparazón de la soledad
hasta que el amor baja de su templo sagrado
y se presenta a nuestros ojos
para liberarnos a la vida.
Llega el amor
y en su tren vienen éxtasis
viejos recuerdos de gozo
antiguas historias de dolor.
Y si somos audaces,
el amor arranca de nuestras almas
las cadenas del miedo.
Al calor de la luz del amor
abandonamos nuestra timidez
nos atrevemos a ser valientes
Y de pronto vemos que el amor
nos cuesta todo lo que somos
y todo lo que podemos ser.
Y sin embargo es el amor
lo único que nos libera.
PASAR EL TIEMPO

Tu piel como el amanecer
la mía como el musgo

Una describe el principio
de un final innegable.

La otra, el final de un
principio seguro.

 

MEN

When I was young, I used to
Watch behind the curtains
As men walked up and down the street. Wino men, old men.
Young men sharp as mustard.
See them. Men are always
Going somewhere.
They knew I was there. Fifteen
Years old and starving for them.
Under my window, they would pause,
Their shoulders high like the
Breasts of a young girl,
Jacket tails slapping over
Those behinds,
Men.

One day they hold you in the
Palms of their hands, gentle, as if you
Were the last raw egg in the world. Then
They tighten up. Just a little. The
First squeeze is nice. A quick hug.
Soft into your defenselessness. A little
More. The hurt begins. Wrench out a
Smile that slides around the fear. When the
Air disappears,
Your mind pops, exploding fiercely, briefly,
Like the head of a kitchen match. Shattered.
It is your juice
That runs down their legs. Staining their shoes.
When the earth rights itself again,
And taste tries to return to the tongue,
Your body has slammed shut. Forever.
No keys exist.

Then the window draws full upon
Your mind. There, just beyond
The sway of curtains, men walk.
Knowing something.
Going someplace.
But this time, I will simply
Stand and watch.

Maybe.

 

A CONCEIT

Give me your hand

Make room for me
to lead and follow
you
beyond this rage of poetry.

Let others have
the privacy of
touching words
and love of loss
of love.

For me
Give me your hand.
REMEMBRANCE

Your hands easy
weight, teasing the bees
hived in my hair, your smile at the
slope of my cheek. On the
occasion, you press
above me, glowing, spouting
readiness, mystery rapes
my reason

When you have withdrawn
your self and the magic, when
only the smell of your
love lingers between
my breasts, then, only
then, can I greedily consume
your presence.

 

TOUCHED BY AN ANGEL

We, unaccustomed to courage
exiles from delight
live coiled in shells of loneliness
until love leaves its high holy temple
and comes into our sight
to liberate us into life.

Love arrives
and in its train come ecstasies
old memories of pleasure
ancient histories of pain.
Yet if we are bold,
love strikes away the chains of fear
from our souls.

We are weaned from our timidity
In the flush of love’s light
we dare be brave
And suddenly we see
that love costs all we are
and will ever be.
Yet it is only love
which sets us free.

 

PASSSING TIME
Your skin like dawn
Mine like musk

One paints the beginning
of a certain end.

The other, the end of a
sure beginning.
Versiones en castellano de Sandra Toro