Screen-Shot-2013-05-28-at-11.37.51-AMPublicado en inglés el 4 de junio del 2013 por Stratfor Global Intelligence bajo el título “Turkey’s Violent Protests in Context”. Traducido con autorización especial. 

Resumen: La rápida escalada de las protestas contra el gobierno de Turquía en los últimos días ha dejado al descubierto una serie de líneas de falla latente durante mucho tiempo en el complejo panorama político del país. Pero aunque el atractivo del Partido de Justicia y Desarrollo del primer ministro Recep Tayyip Erdogan (también conocido por sus siglas en turco AKP) está empezando a erosionar, seguirá siendo una fuerza poderosa en la política turca durante algún tiempo por venir, con su todavía importante base de apoyo en todo el país y la falta de una alternativa política creíble en las próximas elecciones.

Análisis: Los actuales disturbios se originaron el 28 de mayo, cuando un pequeño grupo en mayoría de jóvenes ambientalistas se reunieron en la plaza Taksim de Estambul para protestar por la prevista demolición de las paredes, el desarraigo de árboles y la profanación percibida de sitios históricos en la plaza de Gezi Park. Inicialmente pacífica, la manifestación se tornó violenta la noche del 30 de mayo, cuando la policía trató de desbandar a los 100 manifestantes.

Al día siguiente, se unieron a los manifestantes ecologistas representantes de alto nivel del principal grupo opositor al Partido de Justicia y Desarrollo, el secular Partido Popular Republicano (conocido como CHP). El mensaje de las protestas pronto evolucionó de salvar los árboles del Parque Gezi a condenar a Erdogan y su partido por un memorial de agravios. Las consignas en contra del gobierno incluían “Abajo el dictador”, “Tayyip, renuncia”, y “Unidos contra el fascismo>

Las protestas crecieron rápidamente al comenzar el fin de semana, con más de 10 mil personas reunidas en la plaza de Taksim, el 1 de junio. Muchos de ellos se dirigieron a pie desde la plaza del barrio de Kadikoy, bastión del Partido Republicano del Pueblo en la parte asiática de Estambul, a pie a través del Puente del Bósforo golpeando ollas y sartenes en desafío de las leyes contra el uso peatonal del puente. Según algunos informes, lanzaron cócteles molotov, fuegos artificiales y piedras contra la policía, lo que provocó el uso de gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes. Sin embargo, esto rápidamente fue denunciado, lo que condujo al gobierno a retirar temporalmente la policía al costo de permitir que más manifestantes se congregaran.

La respuesta de Erdogan fue desafiante. Aún admitiendo que la policía había usado excesiva fuerza y pidiendo una investigación del asunto, dijo que no iba a ceder a “extremistas salvajes” que pertenecen a un movimiento “ideológico”, en oposición al movimiento “ambiental” y que iba a movilizar un millón de  simpatizantes de su partido por cada 100,000 manifestantes. La misma noche, estallaron disturbios y unos 5,000 manifestantes lanzaron piedras contra la oficina del primer ministro en el barrio de Besiktas, en Estambul.

En la mañana del 2 de junio, las fuertes lluvias mantuvieron a los manifestantes lejos de la plaza Taksim con la excepción de unas cuantas docenas que se acurrucaron alrededor de fogatas. Durante la tarde, más manifestantes se dirigieron de nuevo a la plaza, mientras que Erdogan pronunció otro desafiante discurso culpando al Partido Republicano del Pueblo por los disturbios y prometiendo seguir adelante con los planes de desarrollo. Los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes se han reanudado, cerca de 1,000 personas han sido detenidas y decenas han resultado heridos.

Los límites de Erdogan: El tamaño y el alcance de las protestas deben mantenerse en perspectiva. Al concluir el 1 de junio, las protestas se habían presuntamente extendido a Izmir, Eskisehir, Mugla, Yalova, Antalya, Bolu, Adana, Ankara, Kayseri y Konya. Muchas de las áreas donde se reportaron protestas también son áreas en las que se esperaría que el Partido Republicano del Pueblo movilice a un gran número de seguidores. Konya, Kayseri y Ankara, fuertes centros de apoyo para el Partido Justicia y Desarrollo, son notables excepciones. Las mayores protestas, en Estambul e Izmir, fueron llevadas a cabo en su mayor parte por decenas de miles de jóvenes manifestantes. Las protestas serán muy significativas si crecen a los cientos de miles de personas, incluyen a un grupo demográfico más amplio y se extienden geográficamente a las áreas que tradicionalmente brindan un apoyo firme al partido gobernante.

Hasta el momento, las protestan no indican que el partido de Erdogan esté en riesgo grave o inminente de perder su control sobre el poder, pero si revelan los límites a las ambiciones políticas del primer ministro. Erdogan está intentando obtener votos de un proceso de paz lento y muy frágil, con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán para ayudarle a conseguir el apoyo suficiente para realizar un referéndum constitucional. El referéndum podría transformar a Turquía de un sistema parlamentario a un sistema presidencial y por lo tanto permitir que Erdogan, cuyo mandato como primer ministro vence en el 2015, siga al mando de Turquía en calidad de presidente a partir de 2014, cuando están programadas las elecciones presidenciales. La participación de manifestantes pro Partido Paz y Democracia (conocido como el BDP) junto a los seguidores del Partido Republicano del Pueblo en las protestas del 1 junio no son nada buenas para el plan de Erdogan de depender en estos votos para el referéndum constitucional. Aunque el Partido de la Justicia y el Desarrollo, que sigue siendo muy popular entre población más conservadora de Turquía en el interior de Anatolia, hasta ahora no se enfrenta a un candidato político creíble para las elecciones locales de octubre o las parlamentarias del 2015, las maniobras políticas de Erdogan para llegar a ser presidente enfrentarán una mayor resistencia .

La principal oposición laica del partido de gobierno está alarmada por las políticas de Erdogan que comprometen los principios fundadores principales del Estado según lo definido por Kemal Ataturk. Desde las medidas sociales que prohíben la venta de alcohol después de las 10 pm a las medidas de política exterior que ponen a Turquía a tratar de moldear e influenciar los grupos rebeldes islamistas en Siria, estas políticas socavan directamente el mandato de Ataturk que Turquía debe seguir siendo laico y evitar extenderse demasiado más allá de las fronteras de la república. Pero la creciente disidencia contra el partido no es una simple división islamista secular, tampoco. Se ha desarrollado entre un creciente número de turcos la percepción de que el partido está llevando a cabo una agresiva forma de capitalismo que desafía las consideraciones ambientales, así como los valores islámicos. Dentro de los círculos empresariales, está aumentando la frustración con el número de concesiones entregadas a los aliados más cercanos de Erdogan.

Aumenta la disensión: La polarización del estado puede verse claramente en la cobertura por la prensa de las protestas de Gezi Park. Las protestas parecen haber dado nuevos ánimos a periódicos críticos como Hurriyet para reanudar una postura anti-partido gobernante no vista en los últimos años en los medios de comunicación domados por Erdogan. Hurriyet ha comunicado “derrota” de Erdogan con titulares como “Erdogan ha dejado de ser omnipotente”. En el otro extremo del espectro político, Anatolia, la agencia oficialista financiada por el gobierno, informa sobre las protestas como una “pelea” entre la policía y extremistas jóvenes que lanzan fuegos artificiales, al tiempo que destaca el mensaje democrático de que el gobierno permitió que el Partido Republicano del Pueblo se manifestara en Taksim.

Mucho más interesante es el reportaje por parte de las fuentes de apoyo del Partido de la Justicia y Desarrollo. Yeni Safak, un periódico cercano al partido en el poder, ha condenado el proyecto del parque y simpatizado con los manifestantes. Lo mismo se observó en el diario Zaman, dirigido por seguidores del movimiento islamista moderado Gulen. Los Gulenistas forman un componente crucial de la base de apoyo más amplia del partido en el poder, pero también mantienen a cierta distancia el partido gobernante. El movimiento ha sido cada vez más crítico de Erdogan, lo que sugiere fuertemente que él y su partido se han convertido en demasiado poderosos. Los editoriales del periódico denunciaron a Erdogan por su comportamiento “excesivo” y tomaron el lado de los manifestantes.

Mientras que la disidencia está aumentando, Erdogan y el Partido Justicia y Desarrollo siguen teniendo una base de apoyo sustancial, y la oposición continúa careciendo de una alternativa política creíble (las elecciones locales previstas para octubre probablemente indicarán la cantidad de apoyo que ha perdido el partido). Al mismo tiempo, Turquía está llevando a cabo un programa muy ambicioso en el extranjero, desde negociar la paz con los militantes kurdos al desarrollo de oleoductos en el Kurdistán iraquí para tratar de defenderse de los ataques de militantes respaldados por Siria. Turquía ya estaba muy limitada en la búsqueda de estos objetivos de política exterior, ahora se les podrá en segundo lugar a las crecientes distracciones políticas domésticas de Turquía mientras que Erdogan dará prioridad a los desafíos internos crecientes, mientras adversarios extranjeros como Siria tratan de tomar ventaja de preocupación de las fuerzas de seguridad turcas para tratar de patrocinar más ataques dentro de Turquía.

Artículo en inglés