MARZO 25 del 2012 — Los indígenas ayoreos han conmemorado públicamente el 25 aniversario de la última cacería humana de Paraguay, en la que más de dos docenas de miembros de este pueblo indígena fueron capturados, y cinco asesinados.
Una organización misionera fundamentalista con base en EE.UU., Misión Nuevas Tribus, estuvo muy involucrada en la cacería humana y por ello fue objeto de un aluvión de críticas procedentes de todo el mundo.
El momento en el que los indígenas aislados fueron atacados se grabó accidentalmente en audio.
En los meses que siguieron a su captura, muchos de los ayoreos cayeron gravemente enfermos, puesto que no tenían inmunidad frente a enfermedades transmitidas a través de un primer contacto.
Erui, un hombre ayoreo, contó a Survival International cómo, durante la cacería humana de diciembre de 1986, él y su mujer Bajo fueron expulsados de su hogar en el bosque en la región paraguaya del norte del Chaco.
“Mi mujer estaba sana cuando salimos del bosque, pero se puso muy enferma cuando nos asentamos y estaba muy triste. Murió al cabo de dos meses. Antes, en el bosque, no estaba enferma. Pero la enfermedad que contrajo después era fuerte y la mató”.
Los indígenas siguen sufriendo la plaga de la mala salud en la actualidad. Un hombre ayoreo, Parojnai, contactado en 1998, murió en 2008, supuestamente de tuberculosis. Su viuda, Ibore, murió de lo mismo el año pasado.
Aunque las cacerías humanas han finalizado, el peligro del contacto forzoso va en aumento a medida que los ganaderos talan el bosque que protege a los indígenas aislados que quedan. A principios de este mes Survival publicó información gubernamental que confirmaba la presencia de ayoreos no contactados en tierras que están siendo taladas ilegalmente para dejar paso al ganado.
Erui dijo: “Aún tengo a familiares que viven en el bosque, (pero) hay mucha deforestación alrededor de nuestra tierra. Nos preocupa mucho”.
El director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado hoy: “La tragedia personal de Erui es un ejemplo de un corazón roto entre las miles de víctimas del contacto forzoso. La última cacería humana de Paraguay muestra cuán violento es el contacto no deseado, así como el inquietante legado que deja, especialmente en forma de enfermedades devastadoras. ¿Cuántas veces más tiene que ponerse esto en evidencia?”